No es solo un lugar donde comer, es el sitio donde brindar, saborear y repetir, La Rovina Vermutería te da la bienvenida a relajarte y disfrutar
La Rovina: el sabor del mediterráneo con alma de vermutería. En pleno corazón del Puerto de Pollensa, en la pintoresca plaza Miguel Capllonch, La Rovina Vermutería te invita a vivir una experiencia gastronómica con carácter propio. Un lugar con encanto donde los cócteles se preparan con instinto y las tapas se convierten en pequeñas obras de arte para compartir.
La experiencia de comer en La Rovina va mucho más allá del simple acto de alimentarse. El entorno en el que se desarrolla esta actividad influye profundamente en nuestro estado de ánimo, en la percepción del sabor e incluso en la digestión.




Su esencia radica en el arte pausado de disfrutar, en ese momento previo al almuerzo donde el reloj parece detenerse y la conversación fluye con naturalidad. Aquí, el vermut no es solo una bebida: es un símbolo de encuentro, de costumbre compartida, de sabor nostálgico que conecta generaciones.
El carácter distintivo de la vermutería reside en su capacidad de unir. Familias, amigos, vecinos y desconocidos se sientan alrededor de una mesa, comparten una tapa, unas aceitunas, y dejan que la vida suceda. Es un refugio donde se celebra lo cotidiano, donde lo sencillo cobra valor, y donde el bullicio no molesta, sino que acompaña.

La Rovina el sabor del mediterráneo con alma de vermutería. La barra o la terraza: tú eliges cómo disfrutar. Entre amigos o en familia, el ambiente es siempre acogedor y el sabor, inolvidable.
Esta vermutería ubicada en la plaza de Puerto de Pollensa se presenta como un espacio bien diseñado, con un toque industrial moderno y con una decoración armoniosa, iluminación apropiada y una cuidada elección de colores y materiales, que generan una atmósfera de calma que invita a disfrutar lentamente de los alimentos.




La propuesta es clara: producto de calidad, recetas con alma y una carta que sabe conquistar desde el primer bocado.
No faltan clásicos reinventados como las patatas bravas o la ensaladilla rusa, y joyas como la Gilda Rovina, las anchoas del Cantábrico con ‘pa torrat’ o un salpicón de marisco fresco. Para los más decididos, platos que elevan la experiencia: cazón en adobo al estilo andaluz, mejillones Thai, cocochas con almejas, foie micuit, canelón de carrilleras o un exquisito arroz individual de marisco.
Celebrar en una vermutería es rendir homenaje a lo cercano, a la charla sin prisa, al brindis espontáneo. Es una pausa consciente en medio del ritmo acelerado, una costumbre que se reinventa sin perder sus raíces. En cada sorbo se entrelazan el pasado y el presente, y en cada brindis se fortalece el lazo comunitario. La vermutería no solo ofrece vermut: ofrece pertenencia, memoria y celebración compartida.
La Rovina: el sabor del mediterráneo con alma de vermutería. Por Flor Blanca