El fotógrafo que resucita el arte del colodión húmedo con un toque sensual y atemporal» llenos de sensualidad y erotismo
Los retratos y desnudos con cierto aire vintage de Ed Ross. Es un creador que ha sabido transitar con maestría el puente entre la profesión jurídica y la expresión artística, encontrando en la fotografía no solo una válvula de escape, sino un medio de exploración estética y conceptual.
Su obra, marcada por el dominio de la técnica de Placa Húmeda o Colodión, resucita una tradición fotográfica decimonónica y la inserta en un contexto contemporáneo con una sensibilidad inusitada. Este método, ideado en 1851 por Gustave Le Gray, ha sido rescatado por Ross con una dedicación que trasciende lo técnico para erigirse en un manifiesto artístico.

La técnica de la Placa Húmeda se desdobla en dos variantes fundamentales: el Ambrotipo, que se sustenta en una base de vidrio, y el Ferrotipo, que utiliza metal. Ross se decanta por el segundo, logrando imágenes de una textura singular, con una pátina que evoca la nostalgia de épocas pretéritas sin caer en la mera emulación.
La materialidad de sus composiciones se vuelve un elemento expresivo en sí mismo, otorgando a cada retrato una presencia casi espectral, como si sus modelos habitasen un intersticio entre lo tangible y lo onírico.


El universo visual de Ross se compone esencialmente de retratos, desnudos y paisajes, pero es en el primer ámbito donde su impronta se hace más evidente. Sus modelos, capturados con una precisión que desafía la fugacidad del instante, emergen como figuras atemporales, envueltas en una atmósfera de ensueño que parece desafiar las leyes del tiempo.

«Retratos que desafían el tiempo: La magia del ferrotipo
La sensualidad y el erotismo impregnan sus imágenes, pero lejos de lo explícito o lo burdo, Ross logra una sutileza evocadora que recuerda a las viejas postales de un pasado idealizado. La pátina sepia y la suavidad de los contornos contribuyen a este efecto, confiriéndoles un aura de misterio y melancolía.


Más allá de su valor estético, la obra de Ed Ross es un ejercicio de resistencia frente a la inmediatez de la imagen digital. En una era dominada por la instantaneidad y la sobreproducción visual, su elección de una técnica laboriosa y artesanal es, en sí misma, un posicionamiento.


La Placa Húmeda requiere paciencia, precisión y un conocimiento profundo de los procesos químicos, cualidades que contrastan con la vorágine contemporánea de la fotografía instantánea. Cada una de sus imágenes es el resultado de un meticuloso proceso en el que la química, la luz y el tiempo deben conjugarse en perfecta armonía.

Los retratos y desnudos con cierto aire vintage de Ed Ross. Entre la nostalgia y la modernidad: El regreso de una técnica fotográfica del siglo XIX»
El impacto de la obra de Ross no se limita a su valor estético o técnico; también dialoga con una tradición fotográfica que remite a los pioneros de la imagen fija. En sus composiciones resuenan ecos de Nadar, Julia Margaret Cameron y Edward Curtis, pero siempre con una impronta personal que impide cualquier intento de reduccionismo. Su capacidad para dotar a sus modelos de una expresividad genuina, exenta de artificios, es uno de los pilares de su trabajo. No se trata simplemente de capturar rostros, sino de inmortalizar esencias.


Si bien el uso del Colodión húmedo podría interpretarse como un ejercicio de nostalgia, en manos de Ross se convierte en un recurso contemporáneo que desafía la obsolescencia de lo analógico. Su obra, aunque anclada en una técnica del siglo XIX, respira una modernidad innegable, ofreciendo una alternativa a la frialdad de la fotografía digital. En este sentido, su trabajo no solo rinde homenaje a los orígenes de la disciplina, sino que también plantea preguntas sobre la relación entre tiempo, memoria e imagen en nuestra era.


En definitiva, Ed Ross es un fotógrafo que ha sabido construir un lenguaje propio dentro de los márgenes de una técnica histórica. Su capacidad para conjugar la tradición con una mirada actual le ha permitido crear un corpus visual que trasciende lo puramente estético para convertirse en una reflexión sobre la naturaleza misma de la imagen.

Su obra es un testimonio de la perennidad de la belleza y de la persistencia del arte en su búsqueda incesante por capturar lo inasible. Para quienes buscan en la fotografía algo más que una mera representación de la realidad, sino una exploración poética de la luz y la materia, el trabajo de Ross se erige como una fuente inagotable de inspiración y admiración.
Los retratos y desnudos con cierto aire vintage de Ed Ross. Por Mónica Cascanueces.