Como el tiempo perdido: Acaso un beso. Pedaleábamos bajo el sol ardiente, desnudos y con nuestras mochilas a cuestas. Entre rocas y cormoranes nos zambullíamos en el mediterráneo, buceando y nadando hasta caer rendidos en la arena. Encendidos y con la piel negra nos besábamos hasta chuparnos toda la sal del mundo. Era miércoles y…