El abogado que dejó las leyes para hacer cerámica.
Los animales humanizados de Alessandro Gallo. El resultado nos sorprende a la vez que nos arranca una sonrisa. Cuando descubrí a este artista, me desconcertó tanto que rápidamente tuve claro que debía dedicarle una entrada en Infomag Magazine.
Cuando George Orwell publicó Rebelión en la Granja en 1945, no sabía la repercusión que su fábula tendría en el mundo entero. Años más tarde, en Italia, nacía Alessandro Gallo. Se inclinó por la abogacía como profesión y durante un tiempo compaginó su carrera entre los libros con su pasión por las artes.
Pero un buen día, como si de otra fábula se tratase, Alessandro eligió entre los dos caminos que separaban sus pasiones y se decantó por el aparentemente menos prometedor. Afortunadamente para todos, Alessandro colgó la toga.
«Fue un proceso gradual», comenta el artista. «Cada una de las alternativas me ofrecía buenas opciones», añade. Aunque al principio tuvo miedo de los riesgos de hacer del arte su medio de vida, a día de hoy se siente muy afortunado de haber elegido este mundo.
Alessandro es Genovés pero vive en Helena, la capital de Montana, junto a su mujer, la también impresionante artista Beth Cavener y Nicco, su hijo de año y medio.
Con su trabajo pretende crear retratos psicológicos reproduciendo, con mimo y cuidado, cabezas de animales en personajes solitarios que recuerdan a las pinturas de Hopper. Para ello escribe notas y de vez en cuando dibuja para bajar sus ideas a tierra, pero lo que más hace es sacar cientos de fotografías con las que luego boceta en el ordenador.
Como Orwell, Alessandro hace una metáfora entre los humanos y los animales, y aunque rompe los siete mandamientos, mezcla ambos mundos en cerámicas de pequeño tamaño pero gran detalle. Si tuvieses que asignar a los humanos una especie animal teniendo en cuenta la personalidad y características de ambos, seguramente sabrías encontrar a cada uno de ellos el animal que más le define.
«Los animales muestran características biológicas y patrones de comportamiento que podrían parecerse a los humanos y se prestan a encarnar de manera humorística posiciones básicas de una persona. La parte animal representa nuestras inclinaciones y nuestro bagaje, como una especie de legado genético de algún ancestro imaginario, pero también muestran estados de ánimo», explica Gallo.
Los animales humanizados de Alessandro Gallo. Sus personajes son retratos psicológicos de los vicios y virtudes de la naturaleza humana.
Su fascinación por los animales le viene de niño y su inspiración, comenta, sale de millones de lugares diferentes. Sus inicios fueron en la fotografía digital, donde empezó a experimentar con figuras de animales en entornos digitales. Más tarde sus figuras pasaron al plano bidimensional y para perfeccionar la técnica, decidió aprender el arte de la escultura en arcilla.
La inspiración de Alessandro Gallo, le viene en la observación de fotografías de libros de animales, y de personajes mundanos en actitudes totalmente cotidianas. Unas figuras absolutamente realistas sino fuera por la inclusión de cabezas de animales que dotan a los personajes de una singularidad surrealista. Unos híbridos que encajan a la perfección porque suman el carácter y particularidades de los humanos y la peculiaridad del animal que más acorde está con su personaje.
Los animales humanizados de Alessandro Gallo. Por Rose Sioux.