El álbum del británico genera un camino ascendente en el que la música potencia su capacidad lisérgica para propiciar la experiencia de un viaje mental
‘Ritual’ de Jon Hopkins. El maestro inglés del ambient psicoterapéutico sigue navegando crestas de luz. Un prometedor ingeniero de sonido que trabajaba con Brian Eno y otro de esos talentos salidos del estudio de un músico con un ojo asombroso para encontrar colaboradores. Sigue siendo una de las fuentes más finas para acompañar rituales, terapia y viajes psicodélicos son sonidos que contribuyen a la profundidad y a la transformación.
Jon Hopkins es casi homónimo de la universidad Jons Hopkins. Su nombre de nacimiento es Jonathan Julian Hopkins pero eligió Jon como nombre artístico, quizá por un guiño a la universidad o una simple sincronicidad.
Pero uno no puede dejar de pensar en que es en esta universidad donde se ha gestado el origen del llamado «renacimiento de la medicina psicodélica», particularmente a través de estudios con hongos mágicos.
Y la música de Jon Hopkins en la última década no puede entenderse sin la influencia de los psicodélicos. Su último álbum, Ritual, retoma la exploración de su álbum de 2021, Music for Psychedelic Therapy, expresamente concebido como una herramienta para acompañar el viaje psicodélico y perfectamente logrado.
En este caso se trata de una obra de 41 minutos que fusiona lo orgánico con lo electrónico, diseñada para acompañar lo que él describe como “rituales” personales, que pueden abarcar desde sesiones de terapia psicodélica hasta momentos de reflexión profunda.
El álbum tiene un arco que emula la estructura de una experiencia psicodélica: un comienzo suave, un clímax intenso y una resolución contemplativa. Inspirado por sustancias naturales como los hongos psilocibios, Hopkins ve estas herramientas como una forma de reconectar con lo primordial y canalizar esas vivencias en su música.
“Es fascinante que algo que crece en la tierra pueda llevarte a experiencias cósmicas”, afirma.
‘Ritual’ de Jon Hopkins. La música es vibración, y estas experiencias son una forma de moldear esas vibraciones y transmitirlas.
En Ritual, Hopkins también experimenta con el dreamachine, un dispositivo moderno que utiliza luces parpadeantes para inducir visualizaciones psicodélicas con los ojos cerrados. Este artefacto, que se promociona como una herramienta tanto de entretenimiento como de terapia, inspiró parte de la estructura del álbum. Aunque el propósito del dreamachine queda abierto a interpretación, Hopkins lo considera una extensión de sus exploraciones en cómo la música puede guiar experiencias introspectivas.
Hopkins colaboró con músicos de violín, violonchelo, guitarra y voces, además de contar con el IDM Clark y su colaborador habitual 7RAYS. Sin embargo, el álbum mantiene su esencia puramente personal, con elementos recurrentes en su obra: texturas electrónicas etéreas, cuerdas sostenidas que se funden con sintetizadores y ritmos que evocan una meditación ritual.
Estas características lo vinculan inevitablemente con su mentor Brian Eno, especialmente en piezas extendidas como part iii – transcend / lament, que mezcla lo acústico y lo electrónico con un ritmo krautrock.
Aunque Ritual es una composición impresionantemente cuidada, algunos críticos han señalado que se siente más como un lienzo en blanco que como una experiencia arrolladora. En contraste con la intensidad emocional de álbumes como Immunity, esta obra es más contenida, enfocada en la belleza clásica y la introspección. No obstante, para Hopkins, este enfoque refleja su evolución artística, una forma de capturar la quietud y la profundidad que emergen de sus propias experiencias psicodélicas.
‘Ritual’ de Jon Hopkins. Por John Headhunter