Desnudos poco convencionales que representan el juego de roles de los seres humanos como parte de la vida misma
Juego de roles de Lili Hills. Las formas naturales y zoomorficas le apasionaban a Lili Hills, la figura femenina estaba constantemente presente en sus obras y en perfecta combinación y armonía con las formas ondulantes de la Naturaleza. Personajes sacados de la literatura y la poesía, ninfas, y mujeres voluptuosas e insinuantes, forman el repertorio pictórico y protagonista de sus creaciones.
Lilli Hill es una pintora nacida en Kazajistán. En 1993, se mudó a Alemania donde vive y trabaja actualmente. Es especialmente conocida por sus desnudos realistas. Mientras que Lili Hill exploró diversos temas en los primeros años de su carrera, en los últimos años se ha hecho principalmente conocida por estos cuerpos voluptuosos en posturas desafiantes, a menudo poco convencionales.
Estos cuerpos femeninos poderosos y libres de complejos han seguido siendo el foco de su trabajo hasta el día de hoy.
El individualismo es una postura filosófica que defiende la superioridad del individuo frente al colectivo. En este sentido, promueve el libre ejercicio de los objetivos y deseos de la persona. Un capricho que se volvió una preferencia vital de pensar que se puede obrar independientemente de la sociedad que nos cobija, bajo la ficción de creernos no sujetos a reglas y normas comunitarias. En clave filosófica, no es más que la preponderante tendencia a pensar que vale más nuestro derecho que el de los demás, al punto tal que justificamos una patética supremacía de nuestra egoísta «libertad» personal por sobre el tan olvidado bien común.
Aparentemente, vivimos en un mundo en el cual se valora la autonomía y la «libertad personal» por sobre todas las cosas, convirtiendo una fantasía egoísta en una fuerza poderosa que determina las formas en que nos relacionamos con la totalidad de los seres humanos que nos rodean, e incluso la manera en que concebimos nuestra propia vida: se habrán hartado de escuchar lemas políticamente correctos como: «éste es mi tiempo, mi cuerpo, mi espacio personal» o simplemente «hago ésto para mi desarrollo personal», cuando en realidad, como sostiene el filósofo Byung-Chul Han, no hacemos otra que auto explotarse bajo el ideal de estar progresando o realizándose.
Es que si nos detenemos un segundo a pensar, y vemos la toxicidad y nocividad de la atomización producida fruto del ideal individualista, vamos a notar sin dificultad alguna cómo las personas hemos perdido completamente de vista las necesidades y preocupaciones de los demás (y cuando digo «los demás», no estoy hablando del «extraño» que comparte territorio conmigo, sino de «mis demás», los que antes eran parte de mi núcleo social constitutivo y se han tornado completos extraños).
Dicha falta de empatía y de intencional desconexión emocional con «ellos», no ha logrado otra cosa que fundar sociedades insociables, fragmentadas y fuertemente desiguales (innecesariamente desde lo humano, imprescindible desde lo económico).
«Los motivos de mis cuadros surgen del individualismo y de la vida misma como escenario y del juego de roles de los seres humanos. Amo y vivo esta teatralización de manera excesiva en mis obras. Me brinda la oportunidad de representar de manera desinhibida y placentera los sentimientos. Me otorga la libertad de ser la directora y al mismo tiempo la protagonista principal del teatro de la vida en innumerables expresiones».
Inexorablemente este modo de vida tan cool y placentero nos está sumergiendo en un sentimiento permanente de alienación alimentada por un vacío de ilusiones que, lejos de darnos felicidad, nos inyecta una falsa satisfacción
Juego de roles de Lili Hills. Testo: Estrella Pompidou