Tot Is Gay, una obra que nace a raíz de una crítica a la «propaganda gay» y que no sólo respondía al peligro de la pérdida de derechos adquiridos por la comunidad, sino que especialmente fue su fórmula para centrar el tiro en lo absurdo de la visión cis-hetero-patriarcal del mundo.
Pepo Moreno: donde lo raro es ser hetero. Es muy posible que los coloridos dibujos con tintes infantiles de Pepo Moreno hayan aparecido en más de una ocasión en tu feed de Instagram, donde sus seguidores disfrutan compartiendo la obra repleta de mensajes del artista, una palabra que en sus comienzos, pensó que le venía grande.
Comenzó pintando en Tortosa para más tarde adentrarse en el universo del marketing y la comunicación de la mano de firmas como Carolina Herrera y Paco Rabanne en Nueva York. Pero, para comprender su trabajo, hemos de regresar de la Gran Manzana a la pequeña Tortosa, porque ser gay en un enclave de 30.000 habitantes fue clave tanto en su personalidad como, más tarde, en su obra.
Asegura que tuvo que aprender a asumir y abrazar sus diferencias para comprender que tendría que vivir ahí un tiempo más. “Hay algo épico en sentirte distinto, en eso estoy de acuerdo. La literatura, el cine, la música y el teatro está lleno de outsiders y freaks: desde Don Quijote hasta Freddy Mercury.
Esbozar a la comunidad LGTBIQA+ como una panda de outsiders me parece peligroso
Eso nos convierte en los otros, en el enemigo, en la minoría. Y ahí es donde empiezan los problemas sociales, laborales y legales. Es genial ser el rarito, pero no es nada mágico jugarse derechos (humanos, ojo) adquiridos a base de hostias y represión durante siglos”, dice Moreno.
Fue en Berlín donde regresó a su pasión por la pintura y donde el catalán descubrió la amplitud del espectro queer. Después viajó a París, donde vive en la actualidad y donde le pilló el confinamiento. También fue en la Ciudad de las Luces donde acabó llenando su piso con sus dibujos. “A mí la pandemia me sentó bien. No quiero sentar cátedra de cómo uno tiene que gestionar los cambios de carrera o los obstáculos en la vida, pero tuve la suerte de tener un tiempo para quemar puentes, descansar y pensar. Fue indispensable para mí”, confiesa.
Quería reclamar esos espacios a través del absurdo, convirtiendo todo en un universo gay, donde lo raro y peculiar es ser hetero.
Creo que todo lo que hago habla de la existencia LGTBIQA+ de una manera u otra, y como de momento esta existencia parece que está amenazada, la convierto en lucha. Parece que existir en este mundo siendo del colectivo todavía es problemático para algunos partidos políticos y grupos sociales. Pero he aquí una noticia: el mundo no les pertenece a ellos en exclusiva, y cuanto antes se enteren, mejor para todos”, dice tajantemente Pepo Moreno.
El artista también habla de la importancia del respeto para llegar donde cada uno quiere. “Yo creo mucho en la intuición y en hacer el bien: creo que hay una recompensa, al menos moral, en hacer lo que crees que está bien, y ser respetuoso con quien te acompaña en el camino. Pero esto está en horas bajas, desgraciadamente, y eso afecta a todo el colectivo”, dice Moreno.
La fuerza de su obra es el poder de sus mensajes, que al estar bañados por el filtro naíf de su pintura, logra que conversaciones que podrían resultar para algunos incómodas se pongan sobre la mesa le pese a quien le pese.
He utilizado tanto la palabra gay en lo que hago, que ya es más un símbolo que una palabra en sí.
Llevar una gorra diciendo «This cap is gay” e ir tan tranquilo por la calle me parece un logro. Desde Tot es gai, la palabra “gay” ha ganado espacio en todo lo que hago, y creo que irá a más”, confiesa.
Moreno ha hecho desde el bote de tabasco hasta al trozo de pizza gays, y para crear la exposición que recogía esas piezas trabajó a un ritmo verdaderamente frenético, llegando a crear alrededor de 200 piezas en tres semanas. “Lo hice así precisamente porque quería que todo tuviese la misma pátina y el mismo acabado y que mostrase un momento mental preciso”, explica.
También recogió su trabajo en un libro que ha asegurado es “propaganda gay escondida bajo la forma de un libro para niños”. Ante el clima actual, ¿cuán necesaria es esa propaganda gay? “Me encanta utilizar esta descripción precisamente para atacar al concepto de propaganda y lobby gay, cocinada por la derecha y la ultraderecha, que nos deshumaniza y nos convierte precisamente en el otro, en el enemigo”, dice.
Hay quien define su pintura empleando “naif” o “ironía”, pero él prefiere hablar de su imaginario como de un universo “deforme, wacky, a veces incómodo, popular y desacomplejado”. Su obra se puede leer desde la ironía o desde el activismo.
“Para mí son términos que van cogidos de la mano y me ayudan a viralizar mensajes que serían más difíciles de transmitir. Hay una dureza a veces en lo político que creo que la ironía ayuda a lubricar”, confiesa el artista, que abraza lo que a tantos les da miedo: los errores y las lágrimas. Lo del abrazo del tropiezo lo decimos porque, en muchas ocasiones, su obra nace precisamente de esos deslices.
“Tiendo a partir del error porque me parece que de lo espontáneo salen las cosas más frescas y visualmente más interesantes, al menos en mi caso. Ojalá tuvieramos más tiempo para equivocarnos y aceptar esas equivocaciones”, asegura.
Lo del abrazo del llanto viene a cuento de que en Nueva York puso en marcha la exposición It´s Ok To Cry, dedicada a todos aquellos que se vieron obligados a construir muros emocionales a su alrededor cuando eran niños, un proceso que reconoce como un acto necesario y desesperado de autopreservación frente al odio, el dolor y la burla persistentes que iban de la mano con ser un paria.
¿Son las redes sociales también responsables de que en la actualidad pensemos que todo el mundo es extremadamente feliz y tiene una vida perfecta? “En gran parte, entiendo que hay una frustración vinculada a eso.
En esa exposición, más que la infelicidad, quería hablar sobre la posibilidad: la de tumbar muros y dejarte llevar un poco y recuperar las riendas de tu vida. También quería conversar sobre lo curativo que es hablar, abiertamente, de lo que te hace daño. ¡Healing, amigos!”, sentencia. “Un profesor de literatura catalana en el instituto dijo que la felicidad es como fuegos artificiales: viene y desaparece. Nunca es eterna. Por eso es tan preciosa y tan chula”, añade.
Cuando le preguntamos si lo queer ha sido, en cierto modo, convertido en argumento de venta, asegura que hay marcas y corporaciones que se han estado aprovechando del movimiento LGTBIQA+ para posicionarse en temas de diversidad y marketear en momentos del año como el ‘Orgullo’, y advierte que lo que habría que hacer es exigirles medidas reales. “No todo vale con el tema de la representación.
¿Quieres participar en el movimiento? Incluye a más gente racializada en tus plantillas, a más mujeres en sitios de responsabilidad, ayuda a los colectivos LGTBIQA+ que lo necesiten… ¡Muévete!”, dice el artista. Nacemos en un mundo binario en el que parece que no existen alternativas, pero no cree que el arte sea la puerta a estas alternativas, sino que piensa que son la educación y la política las que tienen que ocuparse de crearlas. “Se nos tiene que meter en la cabeza que este mundo nos pertenece a todos, todas y todes y que hablamos de derechos humanos. El arte no puede responsabilizarse de eso”, dice para terminar Pepo Moreno.
Al igual que tu famosa serie “tot es gai”, a ti también se te presenta en los medios, algunos, como “artista queer”. ¿Te sientes cómodo con la etiqueta?
Sí, es importante para mí. Mi identidad y mi orientación sexual influyen de forma definitiva en las cosas que hago, como me presento en el mundo y en mi discurso, y cuanto más tiempo pasa, más consciente soy de ello.