Moderna, vanguardista, viva, elegante y camaleónica, la ciudad de Bilbao es de esos lugares a los que quieres regresar siempre.
Una escultura de una cabeza de niña emerge de la ría de Bilbao. Uno de sus encantos es pasear por su ría transformada a la par que los tiempos.
Pues bien, imagina que vas tranquilamente paseando por la ría y, sin esperarlo, empieza a emerger de sus aguas, un rostro de una niña con los ojos abiertos de par en par, como si no quisiera perderse nada de lo que ocurre en la ciudad vizcaína.
La cabeza gigante ha aparecido a pocos metros del puente de Zubizuri, que une el centro de la ciudad con el Campo Volantín y el barrio de Castaños. En un primer momento apenas se apreciaba la nariz de la escultura, aunque a medida que ha bajado la marea se ha podido ver toda la cabeza de la joven.
Una escultura de una cabeza de niña emerge de la ría de Bilbao. El creador de esta obra es escultor mexicano Rubén Orozco Loza, quien busca concienciar a los viandantes de la fragilidad que tiene el porvenir para las nuevas generaciones.
El escultor hiperrealista, explica a través de su página oficial de Facebook que el proyecto «Bihar», (mañana en euskera), “es una intervención escultórica que busca poner de manifiesto el impacto de las decisiones actuales en el devenir de las vidas de los jóvenes.»
Esta escultura de fibra de vidrio forma parte de una campaña de la fundación BBK que aborda la importancia de adoptar modelos de competitividad sostenible con el fin de beneficiar a las futuras generaciones.
No es la primera vez que Orozko, escultor hiperrealista mexicano, sorprende con una de sus creaciones en Bilbao. También es el autor de otra exitosa campaña donde una escultura de una anciana sentada en el Arenal alertaba de la soledad de los mayores hace dos años.
En esta ocasión, el artista vuelve a colaborar con la Fundacion BBK para concienciar sobre “el compromiso que tenemos con las generaciones venideras”.
Así, la espectacular cabeza de una niña de entre 10 y 12 años, sale a flote en función de las mareas de la ría con el fin de representar «el futuro, hundido o a flote, de las próximas generaciones”, explica Orozko.
La escultura de una cabeza de niña emerge en las aguas de la ría de Bilbao. Por Silvia García