Apodado por la prensa británica como «el hombre más perverso del mundo», Aleister Crowley es probablemente el ocultista más célebre de todos los tiempos
Aleister Crowley: el mago negro promovió un credo mágico al que denominó «Ley de Thelema» y que le fue revelado por su propio ángel guardián, un ser llamado Aiwass, mensajero, a su vez, del dios egipcio Horus.
Aleister Crowley es uno de los personajes más enigmáticos y perturbadores del siglo XX. Este ocultista británico, apodado La Gran Bestia, llegó a ser catalogado como «la persona más malvada del mundo». Pero ¿por qué? Crowley fue poeta, ensayista, pintor, filósofo e incluso escalador, pero también un provocador con muchas adicciones: a la heroína, al peyote… además de ser un gran consumidor de otro tipo de drogas como el hachís, la cocaína y el éter.
Este polémico y ególatra personaje, considerado un «mago negro» y defensor de los ritos sexuales, se convirtió en uno de los ocultistas más famosos de todos los tiempos. El también llamado «padre del satanismo moderno» fue criticado y admirado a partes iguales. Acusado de loco, a la vez fue reivindicado como un precursor del movimiento hippie y un ídolo del Rock.
«Haz tu voluntad»
La infancia de Crowley no fue como la de cualquier otro niño. Tras quedar huérfano muy pronto y heredar una gran fortuna, fue criado por dos tías solteras que pertenecían al mismo grupo religioso que sus padres: los Hermanos de Plymouth, un grupo de cristianos que se reunían en la ciudad de Dublín para practicar la unidad, el amor fraternal entre todos los creyentes en Cristo, el estudio de la Palabra de Dios y el evangelismo.
Crowley estudió en Cambridge. Alejado del control familiar, escribió sus primeros ensayos, novelas y poemas eróticos. Allí también empezó a mostrar un gran interés en la magia tras leer el libro La Cábala desvelada. Durante una estancia en Estocolmo, el 31 de diciembre de 1896, Crowley tuvo su primera experiencia de liberación interior: «Descubrí que poseía una capacidad mágica que formaba parte de mí. Fue una experiencia dolorosa y terrible a la vez, que me dio la llave del placer y el éxtasis espiritual«.
Crowley ingresó en 1897 en el Templo Isis-Urania de la Orden Hermética del Alba Dorada, una organización secreta y esotérica en la que se estudiaba y practicaba la magia, la cábala y la alquimia. Su rápido ascenso en la organización lo llevó a protagonizar algunos encontronazos con altos cargos de la secta. A consecuencia de ello, Crowley acabó abandonando la orden y junto con su reciente esposa, se trasladó a Egipto. Sería en la ciudad de El Cairo donde nacería su leyenda.
Se dice que Crowley y Maria Miramar pasaron una noche dentro la Cámara del Rey de la Gran Pirámide de Gizeh, donde, tras una invocación, se les apareció Toth, el dios de la sabiduría y la escritura, pero también de los conjuros y los hechizos mágicos, en forma de «luz astral». Crowley, al que siempre había fascinado la filosofía oculta del antiguo Egipto, se convirtió en 1904 en la cabeza visible de la O.T.O. (Ordo Templi Orientis), una organización de carácter fraternal y secreto de la que fue nombrado Gran Maestro General X para Gran Bretaña e Irlanda.
Aleister Crowley, el mago negro y la Ley de Thelema
Durante su estancia en El Cairo, Crowley y Maria hicieron una visita al Museo Boulaq, antecedente del Museo Egipcio de El Cairo. Allí se fijaron en una pequeña estela relacionada con el dios Horus, descubierta en 1858 en el templo funerario de la reina Hasthepsut, y que Crowley bautizó como Estela de la Revelación. Desde ese momento, el apartamento cairota de la pareja se transformará en un templo donde seguir invocando a los dioses y demonios egipcios.
Un día, Crowley recibió, a través de su mujer (que había entrado en trance), la orden de sentarse en el salón de su apartamento de El Cairo y esperar a que un «dios» le dictara un mensaje. El día 8 se le apareció un ser llamado Aiwass (mensajero del dios Horus), que, según Crowley, era: «El dios oscuro, la Bestia que está más allá del Abismo». Este personaje le otorgaría un conocimiento perdido que Crowley reflejaría en El libro de la ley, el libro que escribió al dictado de Aiwass los días 8, 9 y 10 de abril de 1904, entre las 12 y las 13 horas.
Durante los años siguientes, Crowley fue nombrado miembro honorífico de varias sociedades. Él mismo, junto con Cécil Jones, crearía en 1907 la organización ocultista Astrum Argentum, A.A.
En 1920, Crowley fundó la Abadía de Thelema, en Cefalú (Sicilia), un lugar en el que se decía que tenían lugar orgías y ritos sexuales. El lugar adquirió tal fama que el propio Mussolini acabó expulsándolos del país.
Pero las andanzas de Crowley no acaban aquí. Hay historias que lo sitúan junto a Churchill, cuando éste le pidió consejo durante la Segunda Guerra Mundial.
Se dice que fue el propio Crowley quien asesoró al Servicio Secreto británico para que el premier usara la V como un gesto popular de victoria frente a la esvástica de los nazis.
En su obra Liber Oz, o Libro 77, redactada en 1941, una especie de declaración de los derechos básicos e intrínsecos de la humanidad, Crowley afirma:
«El hombre tiene derecho a vivir de acuerdo con su propia ley, de vivir como quiera, de trabajar como quiera, de jugar como quiera, de descansar como quiera, de morir cuándo y cómo quiera»
Unas palabras que encuentran su reverso cuando en el mismo escrito afirma: «El hombre tiene derecho a matar a quienes coarten estos derechos» o «es inútil fingir que los hombres son iguales».
Otra posible leyenda que rodea a Aleister Crowley hace referencia a la madre de Barbara Bush, esposa del presidente George Bush padre, Pauline Pierce. Se dijo que ambos, Crowley y Pierce, participaban en sesiones de sexo y drogas.
La leyenda urbana asegura que Pauline Pierce mantuvo relaciones sexuales con él, quedó embarazada y su hija acabó siendo Primera Dama.
Crowley y el Rock
Entre las múltiples cosas que se cuentan de Crowley también se llegó a decir que llevaba una extraña dieta a base de leche, coñac y heroína, además de escandalizar a la sociedad de su época debido a los excesos que se le atribuyeron con las drogas y el sexo.
Todo ello hizo que en las décadas de 1960 y 1970 fuera considerado un precursor del movimiento hippie. En efecto, Crowley dejó su impronta en la cultura popular de los años setenta.
En su álbum Hunky Dory, el músico y compositor británico David Bowie habla de Aleister Crowley en el tema The man who solds the world (El hombre que vendió el mundo) y lo menciona de forma explícita en su canción Quicksand.
Por su parte, el guitarrista de Led Zeppelin, Jimmy Page, llegó a obsesionarse de tal manera con la figura de Aleister Crowley que compró la Mansión Boleskine, la casa que el ocultista tenía en el misterioso Lago Ness donde se decía que se realizaban misas negras y diversos sacrificios.
En el último surco del albúm, Led Zeppelin III, sin que lo supieran los demás miembros de la banda, Jimmy Page insertó el famoso lema «hacer lo que quieras será la única ley». Ozzy Osbourne, uno de los precursores del heavy metal, también dedicó una canción al mago: Mr. Crowley. Aleister Crowley también aparece en la portada del disco de The Beatles, Sgt. Pepper’s Lonely Club Band.
Aleister Crowley, el mago negro. Texto: J. M. Sadurini