Hoy esta fotógrafa coruñesa vuelve a ahondar en el tema de la mujer, presentándonos imágenes en las que la sensualidad, el descaro y el gamberrismo configuran una belleza sin tapujos.
Vulpéculas. Descaro y gamberrismo. Es una serie de fotografías realizadas y revisionadas a lo largo de cinco años en los que he intentado retratar a mujeres que representan la superación de conflictos internos, convencionalismos de época, inseguridades y tabúes, y se muestran tal como son —y como quieren—, porque han encontrado la complicidad y la confianza en ellas mismas.
“Vulpéculas” es un término utilizado como “homenaje irrisorio” a todas esas personas incapaces de justificar sus miedos y su vulnerabilidad —principalmente hombres—, haciendo uso de términos lingüísticos peyorativos en una sociedad donde todo son representaciones —y es que todavía, en la actualidad, las mujeres cargamos con el “estigma” de ser independientes, resolutivas, no conformes, atractivas y capaces.
Destacada como “Fotógrafa Emergente Gallega 2015” en las Primeras Jornadas de Fotografía Gallega, y con una exposición reciente en A Coruña de la mano de PhotoEspaña, esta artista hace ya un tiempo que ha dado un salto cualitativo en el panorama artístico nacional e internacional con su trabajo “Mama Mía. Otras miradas al cáncer de mama”.
Hoy esta fotógrafa coruñesa vuelve a ahondar en el tema de la mujer, presentándonos imágenes en las que la sensualidad, el descaro y el gamberrismo configuran una belleza sin tapujos.
Siguiendo en la línea de sus trabajos, Alex es capaz de narrar una historia sin escribir una palabra, ofreciéndole al espectador la opción de enfrentarse a sus propias cicatrices, miedos o fantasías.
De perfil autodidacta, sus trabajos han sido censurados en redes sociales por su carácter transgresor y explícito, incluso ha visto cómo su página profesional de Facebook fue eliminada en varias ocasiones.
Me fascina el proceso creativo, pensar las imágenes desde el principio, antes de hacerla. Fotografíar es un acto sensorial, no es un acto mecánico”.
Hasta ahora no había utilizado color en mis trabajos. Soy una persona a la que le gusta experimentar, y utilizar el color como un elemento compositivo más me pareció un reto maravilloso.
Además, siempre me gustó la conexión pictórica de esas imágenes antiguas con los grandes maestros impresionistas, como Renoir o Manet. Nunca dejo de fotografiar, aunque no lleve una cámara en la mano.
Seguidora de grandes maestros como Helmut Newton, Patrick Demarchelier o Robert Mapplethorpe, a Alex le gusta definirse como una buscadora incansable de historias que, a veces, tiene la suerte de plasmar en imágenes.
Ser artista es difícil; vivir del arte, un sueño. Mantener tu pensamiento libre, sin convencionalismos ni protocolos es complicado. En este mundo digitalizado, donde todo es tan rápido, es necesario tomar conciencia de lo que cuestan las cosas, del esfuerzo y del alma que pones en ellas. A veces me gusta comprometer a la gente, porque la gente siempre puede dar más de lo que ofrece aparentemente.
Es como si les estuvieras robando algo, su intimidad, su identidad personal, o los estuvieras situando en un expositor. Supongo que no es fácil posar, y el trabajo de esa facilidad le corresponde al fotógrafo. En estos momentos todo sirve, todo vale, todo está condicionado por los likes.
Las redes sociales no son una fuente de teorías conspirativas ni tampoco un medio para validar la autoestima de nadie. La ausencia de likes provoca tristeza digital… ¡Qué horror! Sólo se vive el éxito.
Hay que vivir también el fracaso. Es importante para crecer y trazar un adecuado plan de vuelo.
Vulpéculas. Descaro y gamberrismo. Por Alex F. Romero