Una compositora y productora que desafía los límites de la convencionalidad estética en la música
Marina Herlop abre nuevos caminos con Pairidaeza. El jardín es la parcela más pequeña del mundo y, a la vez, es todo el mundo. Las culturas antiguas ya dedicaron una especial atención a la poética que esconde este pequeño espacio rodeado de muros.
Los persas, de hecho, se referían a él con el término pairidaeza, que dio lugar a la palabra paraíso. En el jardín, la naturaleza inextricable queda limitada y es acondicionada por la mano humana, y este procedimiento tiene muchas concomitancias con el que se lleva a cabo en la creación artística: lejos de subordinar la obra a su persona o voluntad, una buena jardinera y una buena creadora deben conocer bien el espacio, las especies y las estaciones, y jugar con esos conocimientos para lograr que el espacio despliegue todas sus posibilidades estéticas.
En este show interdisciplinar, en diálogo con el espacio diseñado por el estudio de arquitectura Takk, las artes escénicas o la danza, Herlop nos hablará sobre la creación artística: a través de la imagen del jardín, el público podrá acercarse desde un nuevo ángulo a una actividad tan aparentemente esotérica como es la síntesis de una obra artística.
En contra de conceptos crípticos, a menudo asociados al proceso creativo, como son la inspiración o el talento, que nos llevan a ver a los artistas como una especie de ídolos o genios
Marina Herlop abre nuevos caminos con Pairidaeza. La autora de este espectáculo reivindica una visión de la creación vinculada a la perseverancia, el estudio, la práctica o la entrega.
Marina Herlop. Nacida en Piera, la compositora y pianista Marina Herlop se graduó en el Conservatorio Profesional de Música de Badalona en la modalidad de piano clásico. En este periodo, Herlop empezó a utilizar el piano y la voz como únicas herramientas para componer su propia música, en la cual experimentaba armónica y melódicamente.
Cuando reunió suficientes canciones, grabó el que se convertiría en su primer álbum, Nanook (Instrumental Records, 2016), bajo el patrocinio del pianista angloespañol James Rhodes. En su segundo álbum, Babasha (Aloud Music Ltd., 2018), quiso añadir texturas electrónicas y efectos a sus composiciones, proceso que la introdujo en el mundo de la música electrónica.
A partir de este momento, empezó a servirse de herramientas electrónicas para componer y se adentró en el mundo de la producción musical, los sintetizadores y el sampleo. Así produjo su tercer álbum, que todavía no ha podido ver la luz debido al bicho.
Esta nueva música es una especie de contraposición a sus dos trabajos anteriores: la experimentación se centra en terrenos como el ritmo y la tímbrica y trabaja con el riff, el beat y la armonización vocal. Aun así, más allá de las herramientas de las cuales se sirva, lo que define a Marina Herlop es su voluntad de proyectar la música hacia el futuro y encontrar fórmulas que le parezcan innovadoras y atractivas. Este deseo ha guiado su proceso creativo desde el inicio y ha dado coherencia estética a todo su trabajo.
Marina Herlop abre nuevos caminos con Pairidaeza