«La pesadilla», o El íncubo, es un extraño cuadro de Johann Heinrich Füssli, o como le llamaron los ingleses, Henry Fuseli. Un íncubo domina los sueños de una mujer dormida.
«La pesadilla» un extraño cuadro de Henry Fuseli. Füssli es una figura fundamental en la transición entre el neoclasicismo y el romanticismo, y es uno de los artistas pioneros en la exploración de lo irracional (hecho por el que algunos historiadores del arte lo comparan con Goya).? Su figura fue reivindicada por los expresionistas y surrealistas, que lo consideraron un predecesor.
El pintor suizo se fue a probar suerte a Gran Bretaña y ya se estableció en el país, siendo admirado por su erudición en arte.
Desde luego sus cuadros, que no escatiman en oscuridad y mal rollo no fueron muy apreciados popularmente en su día, pero a la larga resultó ser cierto lo que decía William Blake de él: “se ha adelantado cien años a la generación actual”.
La Pesadilla de Henry Fuseli: el cuadro
La pesadilla (The Nightmare en inglés), también conocida como El íncubo. Una bella y joven mujer duerme en un diván entregada al descanso, de su cuerpo emana una luz que le da pureza, pero la escena esta turbiamente compartida por otro personaje, un íncubo, demonio propio de sueños eróticos, que sentado sobre el torso de la joven parece dudar qué hacer, si poseerla o ignorarla.
La escena es contemplada por un animal cuya cabeza emerge de un cortinón, un caballo con aspecto bobo y ojos inquietantes.
Con “La Pesadilla” nos ha dejado una obra criptica, emocional y subjetiva, muy cercana a la concepción de lo sublime, de seres fantásticos e imágenes impactantes cercanas al romanticismo oscuro, nocturno y terrorífico que acechaba algunas manifestaciones artísticas para desembocar en el simbolismo para, a su vez, derivar sin tregua hacia el surrealismo que hoy sigue tan vivo.
Ocultismo, terror, erotismo… Esto era lo que le interesaba a este visionario que recrea ese mundo de los sueños nocturno y teatral, que tanto influiría en la Inglaterra Victoriana, con sus corrientes ocultistas, y siglos después a los surrealistas, a los que les encantaban estas temáticas.
Con esta obra, que nos habla de lo sublime, Fuseli se adelantó también al romanticismo, movimiento artístico que barrería Europa en pocos años.
Henry Fuseli sigue aquí una disposición clásica, en la que la parte inferior corresponde a la realidad y la superior a lo soñado, tal como sucede en El sueño de Ossian de Ingres, si bien establece una inquietante y estrecha relación entre ambas categorías.
Los colores lúgubres y grises de los terribles personajes oníricos oprimen con su peso la blancura de la mujer, que a pesar de su consistente anatomía se desploma en un gesto de abandono y sumisión ante la irrupción de lo sublime provocada por su inconsciente.
En una obra posterior, Titania y Bottom (1780-1790, Tate Gallery, Londres), el sistema tradicional de la perspectiva renacentista es reemplazado por un indeterminado espacio de lóbrega iluminación en el que Titania, la reina de las hadas, ha conjurado a una legión de gnomos, criaturas fantásticas y duendecillos, con la intención de someterlos al servicio de Bottom.
En esta obra se puede constatar que el artista, casi contemporáneo del marqués de Sade, se adentró en las mismas zonas de la pasión y el sexo.
Del mismo modo, El despertar de Titania (1793-1794, Kunsthaus, Zurich) muestra esa mezcla romántica de voluptuosidad, erotismo y fatalidad.
La pesadilla de Henry Fuseli en la Historia del Arte
Desde tiempo inmemorial el hombre viene analizando lo que ocurre en el mundo de los sueños. Las manifestaciones artísticas en torno al onirismo son recurrentes y nos remontaríamos al Paleolítico hace miles y miles de años para aportar ejemplos de cómo el mundo de los sueños ha sido temática de las artes.
Con evidencia en la Edad Media los capiteles se plagaron de imágenes de seres demoníacos y fantasmales. El Renacimiento trajo enormes maestros que escondían iconografías esotéricas en sus aparentemente canónicas imágenes.
Lo terrorífico en la Inglaterra del siglo XVIII
El mundo de lo terrorífico y fantasmal poseyó un especial atractivo en la Inglaterra del siglo XVIII. Este tipo de obras llenaron las delicias de una sociedad ingenua, que se sentía desprotegida y que quizá era todavía demasiado crédula…, o que quizá pronosticaba que algo de gran magnitud acechaba: La guillotina.
El autor de la Pesadilla: Johann Heinrich Füssli.
Johann Heinrich Füssli (Zúrich, 1741 – Londres, 1825), fue un dibujante, pintor, historiador del arte y escritor suizo, posteriormente establecido en Gran Bretaña, donde es conocido como Henry Fuseli.
Pintor suizo nacionalizado británico. En 1763 se trasladó a Londres, donde pudo estudiar la pintura de Reynolds. Tradujo las obras de Winckelmann. Durante una larga estancia en Italia (1770-1778), profundizó en el estudio de la Antigüedad clásica (La desesperación del artista ante la grandeza de las ruinas antiguas) y de Miguel Ángel.
Su producción pictórica, de estilo teatral, se compone de grandes lienzos con temas extraídos de obras y autores como la Biblia, la Ilíada y la Odisea de Homero, los Nibelungos o Shakespeare. Sus formas se inspiran en Miguel Ángel, mientras el colorido liso recuerda el de los flamencos. Está considerado como un precursor del Romanticismo.
Johann Heinrich Füssli realizó estudios de teología para contentar a su padre, pero pronto se sintió más atraído por los ambientes artísticos y sus intereses e ideas independientes se decantaron por la pintura y la literatura.
En 1763 se trasladó a Londres, donde enseguida demostró un gran entusiasmo por la Antigüedad clásica que le llegó a través de las obras de John Milton y William Shakespeare.
De este último rescató lo más terrible (sus pecadores son la mismísima personificación del espanto), como puede apreciarse en sus cuadros de brujas inspiradas en Macbeth.
La pintura de Henry Fuseli, que se debatió entre el sexo, el miedo y la violencia, dio vida a una serie de seres típicamente románticos (gigantes, brujas, fantasmas), reflejando lo que Burke había teorizado en su libro Investigación sobre los orígenes de lo sublime, en el que vio el horror como fuente de sublimidad.
En 1783, la Royal Academy (de la que Fuseli fue miembro en 1790 y profesor en 1799) recibió muy favorablemente el que con el tiempo se convertiría en uno de sus cuadros más conocidos: La pesadilla (1782, Museo Goethe, Frankfurt).
Se conocen actualmente seis versiones similares de esta obra, personal versión del fresco El sueño de Hécuba, del manierista italiano Giulio Romano (1499-1546), y tal vez parodia de un cuadro de Joshua Reynolds titulado El sueño, expuesto unos años antes en la Academia.
Texto: Miguel Calvo Santos
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