El primer impacto lo daban las mesas de operaciones colocadas en medio de la pasarela de Gucci, un espacio de techo bajo y ambiente claustrofóbico con duras luces de hospital.
Después, las cabezas: cabezas cortadas que duplicaban las de las mujeres y hombres que las portaban como bebés en sus brazos. Como variación, otros sujetaban entre sus manos los grifos híbridos y las serpientes enroscadas que ya son símbolo de Gucci.
¿Y la ropa? Estaba tan anonadada con el festival de accesorios humanos y animales que lo único que pude observar de un primer vistazo fueron prendas largas y cerradas, cabezas que se asomaban por las pañoletas de lana más propias de una iglesia. Parecían decir: “El luto eres tú”.
Aunque tanto la ropa masculina como la femenina se identificaba bien con Gucci, además de su ya familiar superposición de piezas y accesorios, había una sensación de tristeza y extrañeza en ese prolífico fluir entre lo prosaico y la invención.
El mensaje que se me quedó grabado, ya antes de que Michele se dirigiera inesperadamente a la prensa, fue la frase: “Tenemos el derecho a convertirnos en quienes somos”.
La identidad –el tema del milenio–yacía en el núcleo de las palabras y prendas del diseñador.
Entendí que gran parte del discurso de Michele se basaba en las palabras del Cyborg Manifesto que escribiera en 1984 la catedrática estadounidense y feminista Donna Haraway. El diseñador explicó que quería romper con las categorías binarias prefijadas y desafiar el significado de la dicotomía “normal/anormal”. Quería huir también de descripciones rígidas, como las que separan lo ‘humano’ de lo ‘animal’, grupo este último que él ama especialmente.
La identidad, insitió, “no es inmutable ni inamovible”, sino una construcción social y cultural.
Estas profundas reflexiones armaban un motivo interesante, más allá de que extrañe relacionarlo con una compañía que tiene como misión principal despertar el deseo de comprar. El actual estallido de éxito de Gucci proviene en realidad de la fascinación que Michele profesa hacia los objetos y los accesorios.
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En este desfile de otoño/invierno 2018-19, podíamos ver en el cuerpo de una sola modelo una chaqueta de lunares, un vestido rojo ligero superpuesto a un pantalón de cuadros, un collar en dos tonos casi tapando un broche… y una serpiente rayada enrollada en sus manos. ¡Y todavía más, mucho más! Flores despuntando del pañuelo de la cabeza y recorriendo el vestido; el clásico turbante indio; un jersey oversize con un elefante bordado y montones de collares brillantes. Todo esto último abigarraba un look masculino de los de todos los días.
Enumerar las piezas sin más sería inútil, incluso mencionar los pasamontañas a modo de máscara en las caras, o el honorable sello decorativo de Gucci: rayas rojas y verdes.
Pero ¿por qué no atreverse a ser la mujer/el hombre que quieras ser? Ese fue el mantra dominante, y el apasionado credo de Michele sobre la conctrucción de la identidad parece de lo más razonable, ya se componga esta de nuevas realidades híbridas o a través de lo que elijamos vestir.
[youtube https://www.youtube.com/watch?v=rTiziX53Czc?controls=0&w=560&h=315]ENG: To walk into Gucci’s Fall 2018 fashion show wasa bit unnerving — the set mimicked the operating room ofa hospital, perhaps, or a particularly intense examination room.
But actually,it was designer Alessandro Michele’s lab, where he has beenexperimenting on the Gucci Cyborg. It turns out it’s possible for Michele toeven out-Gucci himself: As the first model took the runway carrying a perfectreplica of her own head, it was clear that, rather than experiment with adifferent aesthetic, Michele is ready to double down. He continues to mine frompretty much every culture globally, from Sikh to South American Indigenousculture, as well as nearly every time period. See: medieval chainmail bodyjewelry and ’80s ruffled lamédresses.
On therunway, there were all the signatures of a Gucci show, from oversized sequinblazers and lamé shorts for men to full-coveragevelvet dresses and logo legwear for women, all layered maniacally. It wouldalso appear that Michele is getting into the ugly shoe trend, pairing bothsimple sneakers and a hiking-water shoe hybrid with dresses and suiting alike.
And that wasjust the conventional stuff, because [cue up your best Stefon voice] thisfashion show truly had it all: Diamanté nippletassels, knit gimp masks, a pet dragon, a pagoda hat, models embellished withthird eyes or eyes on their hands, unibrows… To underline that these weretruly of Michele’s creation, some of the models even wore sheer Gucci»garment bags» layered over their looks.
Between thestaging and the pacing, it was hard to keep up with everything that washappening in every look, but pulled apart from its more-is-more styling, thecollection had plenty of classic Gucci pieces for both famous and non-famousfans of the brand. (Shout out to whomever wears a tamed-down version of a blacktulle gown with kelly green feathers and a chest piece to the Oscars).
The must-havepieces to keep your eye on next fall will undoubtedly be the ready-to-wear andaccessories emblazoned with logos for the New York Yankees, the Los AngelesDodgers and the San Francisco Giants. Oversized «NY,» «LA»and «SF» lettering was splashed across blazers, baseball caps and thesignature Gucci loafer, as well as one stellar pale blue coat that street stylestars will fight over come September. And if you’re not into sports, there werea few Hollywood-inspired pieces, including a «Faster, Pussycat! Kill!Kill!» sweater and a red sequined-and-feathered ode to Paramount Pictures.