«Lo que quiero es romper el condicionante mental que nos hace renunciar a nuestros sueños, e indicar un camino para volver a creer en nuestra capacidad de cambiar las cosas. Para mí, el trabajo de un artista es saber escuchar a la sociedad, buscar en la realidad las energías que fluyen y utilizar esta fuerza para impactar al público».
«Soy del planeta, del sol. Esa es mi tierra. Desde 1840 mi familia ha hecho circo. Y para hacer circo, viajar y enfrentarse a muchísimas culturas diferentes, yo hablo 7 idiomas. Es lo que he conocido, lo que he vivido. La misión es mantener este espíritu humanista que está por encima de las fronteras o las divisiones raciales.”
El bufón, además de divertir, tiene que decir en voz alta aquello que nadie se atreve a decir. Es un portavoz de los sentimientos populares. Un personaje alegre y feliz de vivir pero siempre con la libertad de criticar a cualquiera. Nunca habíamos estado tan cerca de la anarquía. Estamos viviendo un momento muy anarquista. Y por eso los bufones se encuentran en primera línea. Porque un bufón, básicamente, es un anarquista alegre. Pero la anarquía debería ser entendida como una opción individual de libertad y en estos momentos no es esa la razón por la que hemos llegado a donde estamos. Quizá por eso la sociedad está viviendo una anarquía sin alegría.
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Los líderes políticos le enfadan mucho, pero hoy es diferente, a los enemigos tradicionales, el poder y la iglesia, ahora hay que añadir a Pokemon, los redes sociales, la era digital en sí.
«Me enfada mucho esa juventud indiferente que vive su vida sin tomar posiciones y sin pedir justicia. Me asusta pensar que en todo el planeta hay toda una generación que está jugando a lo mismo.»
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¿Quién hace reír a Leo Bassi? Los niños, siempre. En su inocencia los niños tienen una capacidad enorme de sorprenderme. De hecho, cada vez me gusta más hacer espectáculos para niños. Y luego, los monologuistas en general no me hacen reír, me pueden hacer sonreír o pensar que es inteligente lo que está diciendo, pero no me río a carcajadas. Tan solo con algunos. No voy a citar nombres pero suelen ser los que están más lejos del sistema. Y, por último, me hacen reír mucho las personas que hacen reír sin saberlo. Por ejemplo, todos esos políticos que piensan que tienen el poder pero que no se dan cuenta de que se les escapa de entre las manos me hacen descojonarme de la risa. En un sentido trágico, son unos payasos.
Iglesia Patólica: La primera capilla dedicada al patolicismo donde Leo Bassi proclamó la religión de la que se ha erigido sumo pontífice y que promulga el pensamiento crítico y el humor como mandamiento. Sus fieles se declaran «hijos de la Ilustración y defensores de la duda como escudo contra los oscurantismos, totalitarismos o las supersticiones». Quienes no lo acepten y les insulten no recibirán castigo divino, ya que el dogma es que no hay dogma. Eso sí, serán considerados unos anti-páticos. La elección de un patito de goma como Dios es para Bassi «una manera de evitar caer en la idolatría o la intolerancia, pecados de todas las religiones». En una crítica a la retirada de Educación para la Ciudadanía de las aulas y a los coqueteos del PP con el clero, en el patolicismo ofrecen educar a los niños en los ideales ilustrados, empezando por el ateísmo. Su particular capilla, decorada con retratos de brillantes pensadores de los últimos tiempos, se ofrece como templo para casar a todos aquellos que demuestren lo más importante: que hay amor de por medio. También se ofrecen a realizar el rito del bautismo patológico, aunque solo a mayores de 18 años. «Consideramos el bautismo de niños como anti-pático», reza su página web.
Mi bendición: Otra vez en nombre del Pato, del Huevo y del Espíritu Ganso, mi bendición es que seáis lo más libre posible.