“El día en que Vera besó por primera vez a Victoria le confesó que era transexual. Fue en un parque. No cambió nada. Durante los cuatro años que pasaron juntas se amaron como nunca antes amaron a nadie”. En esos años, a los que alude la presentación del libro Vera y Victoria, la fotógrafa Mar Sáez convivió con ellas elaborando un diario visual sobre el universo íntimo de estas dos jóvenes ilicitanas veinteañeras.
El resultado es un poema en imágenes sobre la relación de dos personas enamoradas, sin más adjetivos ni condicionamientos. “Qué más da que una sea transexual o vegana, por ejemplo, y la otra no, si lo que realmente importa es el amor entre ellas, lo que acaba convirtiéndose en el mensaje del libro, un mensaje con el que todo el mundo puede empatizar. Porque todas las demás cosas no dejan ser o acaban siendo ingredientes tangenciales”, explica la fotógrafa y psicóloga, antigua corresponsal de prensa en Mauritania “Yo tuve la gran fortuna de que me abrieron las puertas de su intimidad y gracias a su generosidad pude convivir tres años con ellas, en su casa, en la mía, por ahí… El cuarto año lo dediqué a la búsqueda de editorial para publicar el libro”, agrega Mar Sáez. Y logró que se lo publicara en un prestigioso sello francés, especializado en fotografía, André Frère Éditions. El libro se ha publicado con un texto sobre el amor de la escritora Lara Moreno, autora de novelas como Por si se va la luz y Piel de lobo, y traducido en diferentes ediciones al francés, español e inglés.
El germen de la iniciativa se remonta a unas prácticas universitarias de Mar Sáez. “Estudié Psicología y Comunicación Audiovisual en Valencia y también estudié con una beca Séneca en la madrileña Juan Carlos I, y siempre tenía presente el tema de la identidad. Hice las prácticas finales de Psicología en un gabinete de sexología: terapia de parejas, transexuales, procesos de hormonación… Allí, compaginando psicología y fotografía, descubrí la realidad y conocí a gente joven trans, algunos activistas como Vera”, relata la fotógrafa.
Vera se sentía mujer desde la infancia, pero no fue hasta los 18 años que lo anunció a su familia. A partir de entonces dejó de llamarse Bernardo para abrazar su nombre actual. El proyecto inicial pretendía centrarse en la vida de una joven transexual. “Le pareció muy bien, porque lo veía como una herramienta de sensibilización. Por desgracia, Vera aún sufre situaciones incómodas por el hecho de ser trans. Me preguntó si podía acudir con su pareja y Victoria empezó a venir. También se lo contó a un amigo trans, Gabriel, que le encantó el proyecto, y pensé hacer un retrato de los jóvenes que quieren dar el paso, y además lo quieren contar, y empiezan los trámites para hormonarse…”, relata la fotógrafa, que ejerció de periodista en prensa escrita durante seis años. Trabajó en el diario La Razón como redactora, si bien se ha ido especializando cada vez más en fotografía, asistiendo a cursos con profesionales como Alberto García Álix o José Manuel Navia.
ENG: Vera y Victoria is a simple book, a book about love, but above all a refreshing book, at a time when many countries question the notion of couple, sometimes legislating toward a direction or another, about union between two people when, finally, it should only concern themselves. The notion of gender is at the heart of the work of Mar Saez and his book, smooth and subtle, gives us a tender look on the concept of couple.
When they kissed, for the first time in a park, Vera told Victoria she was transsexual. Things were said and the budding love was going to flourish in this relationship. From 2012 to 2016, Mar Saez will share the intimacy of the couple. For the two V. nothing will count but their relationship that they will live fully. With grace and elegance, we share moments of complicity of the couple: close-ups on gestures, stop on fleeting moments, loaded with emotion, Mar Saez does not stay outside the story and that is why she manages to convey her empathy. We are always very close, without ever falling into any form of voyeurism. The two young women give everything of their love, their joy, their happiness. They are one. Their respective identities are never mentioned in the book, reinforcing this impression of unity of their story, of their bodies, of their love.
Transsexuality is evoked only in one image, in the middle of the book, as if to punctuate the story, but also to say that we must leave preconceived ideas elsewhere. Love has no sex, no genre, it is a particular alchemy which it would be very difficult to explain. The quality of this work really has to do with the choice of the moments photographed. We are far from any anecdote or clichés. The story is intense and we feel it through a kind of tension that is created between the photographs. A rhythm appears between these bodies which approach each other, touching each other, moving away, then coming closer again, unable to bear the idea of being at a distance any longer. Small moments succeed the biggest, or, to better say, the more intense. The whole book is punctuated by texts, thoughts laid on paper, the need to say, to shout, their happiness to the face of the world. The intensity of a story that, ultimately, is told, but more over lived. The book is an ellipse, it begins with entwined bodies, and ends in the same way, the story has no beginning nor end. No matter how long it will last, the story is timeless. Mar Saez opened a window for us, and now it’s time to retire, the parenthesis closes and the story goes on … or not. But this is no longer very important because we have seen moments of grace, moments of happiness, moments of joy: everybody’s ultimate quest. And a last special mention for the quality and the beauty of the black and white photography.