Quizás en este sentido una de las artistas que mejor entendió el doble magisterio Duchamp – Barthes y que singulariza un extraordinario ‹‹ memento filosófico » ,con la consiguiente infravaloración de los elementos visuales, formales y estéticos de Sherrie Levine, una artista cuya obra revela una alarmante escasez de originalidad (no hacer nada que no hubiera sido hecho por otro artista), así como una ausencia casi sobrecogedora de elementos formales. Ya en obras de principios de los ochenta, Levine plantea por primera vez temas que la modernidad había relegado/anatemizado absolutamente: la copia, la parodia, la cita, el plagio, el contrabando de ‹‹ segunda mano», la repetición.
Levine fue sin duda la artista que mejor supo entender el mensaje de Barthes cuando éste afirmó que el modelo textual de escritura moderna deja de ser ‹‹expresión de un autor todopoderoso» y adopta la forma de un texto inconexo, cuya coherencia se materializa temporalmente al entrar en contacto con una circunstancia llamada lector. ‹‹El espectador —afirma Levine— es el ‹‹locus» donde todas las citas que subyacen a una pintura están inscritas. El significado de una pintura no solo hace referencia a su origen sino a su destino. El nacimiento del contemplador debe ser a costa del pintor».
El acto apropiativo de Levine, que se extiende solo a creadores masculinos —algunos de los artistas héroes de la modernidad del siglo XX — no es neutro ni ingenuo, sino que debe interpretarse en un contexto feminista que, desde la perspectiva posestructuralista, plantea los distintos roles feminidad-masculinidad, así como una reflexión crítica sobre la cuestión del género, más allá de la diferencia sexual.
Sherrie Levine, nunca negó el impacto directo de las teorías posestructuralistas como una manera de liberarse de las propiedades formales exteriores, ya en sus obras de principios de los años ochenta, sus re-fotografías a parte de desmitificar el concepto de originalidad (el mito de la modernidad por excelencia), cuestiona la noción de ‹‹paternidad» de la obra: Es cierto —afirma Levine— que la paternidad artística y la propiedad intelectual existen. Pero pienso que, según las épocas, interpretamos esas palabras de manera diferente. Lo que me interesa realmente es el carácter dialéctico de estos términos-. Y en relación a la pregunta ¿dónde radica la diferencia entre una fotografía y su reproducción?, Levine apostilla: – “La reproducción implica en cierto modo dos fotografías — una foto por debajo de otra foto. Para mí, es un medio de crear una metáfora superponiendo dos imágenes. En lugar de yuxtaponerlas. Esto permite una lectura alegórica de mi obra” Por José Raúl Pérez
THE MECHANISM OF APPROPRIATION
Sherrie Levine came to prominence as one of a generation of artists who, during the 1970s and early 1980s, became known under the label of postmodernism. One of the characteristics of her work that drove critics at the time, Craig Owens in particular, to identify it as such was its use of appropriation. It is a strategy that she uses in an on-going exploration of the re-contextualization and re-working of the found object, a questioning of the authenticity and autonomy of the art object and its status as a commodity.
Levine’s source materials cross all media, encompassing early modern photography, modernist furniture, book plate reproductions of paintings, sculptures and found and commercially produced objects. The mechanism of appropriation she employs is complex, ranging from direct casting of a sculptural source, through drawing from reproduction to the creation of a work only imagined in its original incarnation. The book plate paintings reproduced printed images of the works which were their subjects, complete with their flaws and colour inaccuracies, while sculptures such as Newborn or La Fortune (after Man Ray), re-created a work from a specific documentary image of its installation, or gave form to the billiard table imagined in Man Ray’s famous 1938 painting. In contrast to the apparent simplicity of the characterisation suggested by the label ‘appropriation art’, the conceptual model at work was rarely a simple case of the re-fabrication of an image or object.At the heart of Levine’s process of reference and repetition has been the investigation of the aura of the work of art. It was Walter Benjamin’s contention that the mechanical reproduction of the work of art would tend to erase its auratic presence. Levine’s intention in re-creating photographs, paintings and sculptures was to subvert this suggestion. The works hold in balance the opposing charges of detachment and desire. (www.simonleegallery.com)