Autor del best-seller “De animales a dioses: breve historia de la humanidad”, este historiador israelí aborda las grandes preguntas del mundo moderno.
Yuval Noah Harari anticipa la llegada del transhumanismo. En este mini reportaje, habla de los perjuicios que trajo la revolución agrícola, por qué el capitalismo es la religión más exitosa del planeta y anticipa la fusión entre humanos y computadoras.
Hace unos diez mil años, la historia tuvo un antes y un después con la revolución agrícola.
Después de 2,5 millones de años en que los humanos se alimentaron recolectando plantas y cazando animales que vivían y se reproducían sin su intervención
los sapiens empezaron a dedicar todo su tiempo y esfuerzo a manipular la vida de unas pocas especies de animales y plantas.
Algunos libros de historia suelen contar este proceso como un relato de progreso que permitió al hombre disfrutar de mayor tiempo y recursos.
Sin embargo, Yuval Noah Harari (39) desmitifica esa idea.
Citando al científico Jared Diamond, este profesor de historia de la Universidad Hebrea de Jerusalén y doctorado en la Universidad de Oxford cataloga a la revolución agrícola como “el mayor fraude de la historia”.
“A un nivel colectivo, es bastante obvio que la agricultura fue un gigantesco paso adelante para la humanidad, porque la hizo mucho más poderosa. Sin la agricultura, no habríamos tenido reyes ni imperios.
Pero, a un nivel individual, todo este poder no se tradujo en mejores condiciones de vida”, dice Harari, al teléfono desde Jerusalén.
“Nuestro cuerpo y mente evolucionaron por cientos de miles de años a partir de la forma de vida de los cazadores recolectores. Esta consistía en ir al bosque y escalar árboles para conseguir fruta o correr detrás de gacelas y conejos.
Pero, después de la agricultura, la gente se encontró haciendo cosas muy distintas, como excavando canales o cosechando maíz.
lo que era mucho más duro para el cuerpo y también más aburrido para la mente.
Incluso hoy, la mayoría de los trabajos que hace la gente son más dolorosos y aburridos que los trabajos de los cazadores recolectores”.
Yuval Noah Harari anticipa la llegada del transhumanismo. “Dentro de uno o dos siglos, el homo sapiens se extinguirá”
Harari recibe solicitudes de entrevistas desde todos los rincones del planeta. ¿La razón?
El lanzamiento de su nuevo libro, “La historia del mañana”, donde examina la identidad de la humanidad en el siglo XXI y que, con seguridad, será traducido a varios idiomas.
Su carta de presentación fue el sorprendente “De animales a dioses: Breve historia de la humanidad”: Un libro que abarca desde la evolución del homo sapiens en la Edad de Piedra hasta las revoluciones políticas y tecnológicas del siglo XXI.
Publicado el año pasado, se convirtió en un best seller internacional y ha sido traducido a más de 30 idiomas a lo largo del mundo.
En poco más de 400 páginas y con una escritura simple y vívida, “De animales a dioses” aborda las grandes preguntas de la historia y el mundo moderno.
Según la tesis de Harari:
lo que permitió que los humanos se convirtieran en la especie más exitosa de la historia fue nuestra habilidad para construir y unificar pequeños grupos detrás de ciertas historias de ficción que nosotros mismos imaginamos y creamos.
Y eso abarca prácticamente todo lo que nos rodea: desde las religiones organizadas hasta las modernas compañías de responsabilidad limitada con miles de empleados y vastas líneas de crédito.
Yuval Noah Harari anticipa la llegada del transhumanismo “Mientras más personas crean en la misma ficción, más personas siguen las mismas reglas y pueden cooperar”, postula Harari.
“Si examinas cualquier cooperación humana a gran escala, ya sea política, económica o religiosa, siempre vas a encontrar que están basadas en la ficción, como creer en Dios, en la nación, el dinero o los derechos humanos.
Estas son cosas que nosotros inventamos y solo existen en nuestra imaginación. Otros animales no pueden hacer eso.
Por ejemplo, tú no puedes convencer a un chimpancé que te dé su banana con la promesa de que, cuando él se muera, va a ir a un cielo lleno de chimpancés donde va a recibir un montón de bananas.
Ningún chimpancé va a creer esa historia y esa es la razón por la que no van a rezar a las catedrales. Pero el ser humano sí cree esas historias y esa es la razón por la cual controlamos el mundo”.