Amaya es un ejemplo de los grandes maestros del impresionismo y sus obras están llenas de luz y vida
Las obras llenas de luz y vida de Amaya Fernández. Un realismo y figuración diferente como lucha a contracorriente con las expresiones imperantes de abstracción conceptual que imperan en esa época en su entorno académico.
La temática de Amaya Fernández Fariza es variada con predominio de la figura humana. Una experiencia muy rica en color, síntesis, planos, y mucho acrílico.
En sus obras aparecen escenas cotidianas en las que la figura y las vegetaciones cobran protagonismo. Son principalmente, vivencias en las que la naturaleza ejerce mucha influencia en la autora mostrándonos un universo muy particular de luz y color.
Aparece mobiliario con mucha vegetaciones. Su trato del color es de capas superpuestas y mucha investigación de mezcla. Es la transición del acrílico al óleo.
Amaya se interesa por los espacios haciendo énfasis en la luz, son zonas vacías pero con mucha vida a pesar de la ausencia de la figura humana. En el colorido domina los fríos, y los colores verdes aparecen en una amplia gama. La variación del color es visible en los suelos, en el césped y en las figuras que pinta en el interior del paisaje.
Los paisajes que aquí exhibe, son muestra de su audaz concepción que rebasan el impresionismo. Sobre sale su mensaje en referencia a la vida, y por la renovación continua. Lo plasma en la naturaleza, o en las figuras humanas que transmiten juventud y vida.
En algunas obras hay presencia de animales en ambientes imaginarios con algún elemento real, seres que le inspiran. Cuando vuelve a tratar la figura humana, Amaya se inspira en atmósferas cotidianos. Fusiona sus figuras en ambientes buscados e inspirados en los entornos. Se respira el aire.