Sin importar nuestras proclividades religiosas, hay que reconocer que algunas de las obras de arte más impresionantes del mundo se encuentran dentro de iglesias o capillas, y no hay ejemplo más claro de ello que el increíble fresco realizado por Miguel Ángel en la Capilla Sixtina en el año 1512; o quizás las muchas pinturas, altares y adornos sacros…