Al contemplar sus ilustraciones, sentimos que nos hablan desde una época que nunca existió, pero que, sin embargo, reconocemos como propia. Gorey, siempre Gorey. Edward Gorey «El maestro de lo macabro». No envejece. Más aún: rejuvenece con el tiempo, como si la posteridad fuera el lienzo natural de su genio. En cada reedición, en cada…