Como el tiempo perdido (II), Dejemos que todo fluya. Como hacía Amanda con su pintura. Su derroche creativo y desesperado. Y siempre el rojo, esa mancha roja con la que sin saberlo firmaba sus lienzos y emociones. Porque su pintura no solo era óleo, también era ceniza, cobre y angustia. Rojo sangriento, rojo vino, rojo…