A pesar de la connotación peyorativa y negativa que conlleva el adjetivo «desobediente», toda revolución y toda evolución social han sido consecuencia de un acto de desobediencia, algo que cada vez ocurre menos en una sociedad que está totalmente alienada» El hombre ha perdido la capacidad de desobedecer. Reyes, sacerdotes, señores feudales, patrones de industrias…