Crudo, sin medias tintas, con el desencanto por bandera y una honestidad apabullante. El escritor más sucio se desgrana en su prosa con su visión negra sobre la sociedad.
El genio de la multitud: un poema de Charles Bukowski. Alemán de nacimiento, norteamericano por desgracia para su persona hasta el día de su fallecimiento en San Pedro, el barrio portuario de Los Ángeles ligado a su nombre.
Vagabundo, estudiante que no finalizó su etapa universitaria, empleado de correos y escritor. Escritor de todo y de nada, maestro de las palabras concisas, directas, de las que no esperan en la recámara porque en cuanto su pluma tocaba el papel, salían disparadas con una puntería asombrosa.
Diarios, cuentos, novelas, artículos, ensayos, diarios y poemas. Charles Bukowski no le hacía ascos a ningún tipo de escritura, porque para sucia ya estaba la realidad misma, esa que plasmó desde la más cruda honestidad, con una mirada controvertida que se fijaba en los marginados de la sociedad.
Alcohólico, depresivo, vulgar, minimalista. En su poema El genio de la multitud, Bukowski hace gala de su desencantada visión de la realidad, explotando el dicho “dime de qué presumes y te diré de qué careces”.
El genio de la multitud: un poema de Charles Bukowski. En estos versos, reina la desconfianza hacia el otro y retrata al odio más puro e irracional como el mejor arte del que las personas son capaces de explorar de forma inconsciente.
El genio de la multitud
Hay suficiente traición, odio, violencia y necedad en el ser humano corriente
como para abastecer cualquier ejército o cualquier jornada.
Y los mejores asesinos son aquellos
que predican en su contra.
Y los que mejor odian son aquellos
que predican amor.
Y los que mejor luchan en la guerra
son al final aquellos que predican paz.
Aquellos que hablan de Dios necesitan a Dios.
Aquellos que predican paz no tienen paz.
Aquellos que predican amor no tienen amor.
Cuidado con los predicadores
cuidado con los que saben.
Cuidado con aquellos que están siempre leyendo libros.
Cuidado con aquellos que detestan
la pobreza o están orgullosos de ella.
Cuidado con aquellos de alabanza rápida
pues necesitan que se les alabe a cambio.
Cuidado con aquellos que censuran con rapidez:
tienen miedo de lo que no conocen.
Cuidado con aquellos que buscan constantes
multitudes; no son nada solos.
Cuidado con el hombre corriente, con la mujer corriente,
cuidado con su amor.
Su amor es corriente, busca lo corriente.
Pero es un genio al odiar
es lo suficientemente genial
al odiar como para matarte, como para matar a cualquiera.
Al no querer la soledad
al no entender la soledad
intentarán destruir cualquier cosa que difiera de lo suyo.
Al no ser capaces de crear arte
no entenderán el arte.
Considerarán su fracaso como creadores
sólo como un fracaso del mundo.
Al no ser capaces de amar plenamente
creerán que tu amor es incompleto
y entonces te odiarán.
Y su odio será perfecto
como un diamante resplandeciente
como una navaja
como una montaña
como un tigre
como cicuta
Su mejor
ARTE.
El genio de la multitud: un poema de Charles Bukowski. Por María Toro