Las pinturas surrealistas de la californiana Brandi Milne son una hermosa pesadilla recubierta de dulzura azucarada, pero en realidad no todo es dulzura y amabilidad en sus obras.
«Todo lo que alguna vez fui» de Brandi Milne. «Una colección de cuentos surrealistas salpicados con la cruda verdad sobre lo que se siente al ser completamente humano: ‘Todo lo que alguna vez fui’ es mi expresión humana salvaje, brillante y ardiente», dice Brandi.
La exposición, representa las influencias que marcaron su infancia a finales de los años 70 y principios de los 80, su trabajo suele estar repleto de caricaturas clásicas, juguetes, dulces, iconografía de Disneyland y otras imágenes que cautivan su joven imaginación.
¿Qué tienen en común los muñecos de nieve con sombreros de copa, una figura esquelética con cabello rosa y una melancólica acordeonista? Todos ellos aparecen en las pinturas empalagosamente dulces de Brandi Milne.
No obstante, en lugar de ser la clase de imágenes que encontrarías en una tarjeta de felicitación o una caja de chocolates, las pinturas acrílicas de Brandi tienen un giro pop-surrealista. Este mundo inusual es completamente único en la forma en que habla del amor, la pérdida, el dolor y la desolación.
En «Todo lo que alguna vez fui», Brandi representa una serie de personajes inusuales y perturbadores. Estos incluyen la banshee esquelética, que según Brandi está «perdida, enojada, triste, confundida y corriendo… nada tiene sentido, pero sigue adelante».
Mientras tanto, en otra obra, nos presenta un elefante azul congelado que solía ser un adorno navideño y del que Brandi estaba obsesionada cuando era niña. En lugar de colgar de un árbol, parece estar abandonado entre otros detritus nostálgicos.
Con todas las obras de Milne, seguramente encontrarás pequeñas sorpresas en cada rincón del lienzo, como un saltamontes que toca un pequeño piano, por ejemplo.
«Para crear estas obras, me sumergí profundamente en el mundo que habita en mi imaginación. Dejé que mi subconsciente fuera mi guía, ya que el subconsciente es la matriz de la creación. El vientre de estas piezas contiene mi alegría, mi tristeza, mi ternura y mi dolor. Contienen mi miedo, mi soledad y mi amor y luz.
«Todo lo que alguna vez fui» de Brandi Milne. Por Rose Sioux