La luz en la obra de Corneliu Baba enfatiza la figura o partes del cuerpo, técnicas que se asemejan a las barrocas. Su pintura dramatiza típicamente la dinámica entre la luz y la oscuridad.
Corneliu Baba entre la luz y la oscuridad. El fuerte sentido de la composición en la obra de Baba también se ha comparado con los rigores del Renacimiento. Corneliu Baba reconoce que sus obras están influenciadas de pintores españoles como El Greco y Goya, pero también la de un maestro rumano como Gheorghe Petrascu (1872-1949).
Baba, ese pintor rumano desconocido en España, fue de los pocos intelectuales que bajo el comunismo dispuso de la posibilidad de viajar al extranjero, conociendo un enorme prestigio tanto dentro como fuera del país.
Baba marca una línea de continuidad entre la Rumanía interbélica y todas las etapas por las que pasó el comunismo rumano. Desde los inicios en que se construía la Nueva Rumanía, con sus retratos de campesinos a los últimos tiempos de un rey loco, o de un cansado pintor que se autoretrata mirando al espectador y diciéndole adiós con la mano izquierda.
En los últimos años de su vida, la pintura de Baba enfatizó cada vez más temas de resignación y locura (ver, por ejemplo, su serie de «Arlequines» y «Reyes locos»).
«La serie de cuadros del rey loco nunca salieron de su taller de pintura. Estuvieron escondidos, sólo visibles a los ojos de unos pocos. El rey va descalzo y pobremente vestido, tiene la melena negra y larga, la mirada perdida y el porte altivo y orgulloso. Con el dedo de la izquierda apunta a lo alto, señal de autoridad a falta de cetro. No le acompaña un caballo, sino un perro flaco atado con una cuerda de trapo.
De este tema hizo muchas versiones. En otras está de rodillas y manos en el suelo, un loco creyéndose rey, y siempre el perro al lado, pulgoso y triste, o con corona y solo. Demasiado evidente quien era el modelo del rey, quien durante años gobernó con locura este país creyéndose soberano y dicen que pensando en serlo…».
La influencia de Goya en Baba es enorme en estos últimos años. En sus retratos, en sus fondos lisos y oscuros. Antes le pesaba más Rembrandt, los claro oscuros, y también el Greco, con sus caras largas, o incluso Modigliani, pero en los últimos años sus cuadros parecen fruto de la época negra del aragonés.
El expresionismo de esta obra posterior, con sus representaciones de rostros humanos llenos de desesperación, provocó tensiones durante el culto a la personalidad de Ceausescu.
Taranii-Los campesinos, un gran óleo
En el mismo cuatro figuras, adultos caminan descalzos al atardecer hacia casa, a la derecha del cuadro. Dejan a su espalda la puesta de sol, en un horizonte vacío. Hombres y mujeres de campo, no tienen mirada cansada pues en sus caras no hay ojos, solo manchas.
Una niña precede al grupo y mira de frente con ojos grandes y negros, pequeña cara de sorpresa envuelta en un pañuelo blanco. «Los adultos no tienen ojos porque representan el rumano precomunista, sin visión de futuro. Su vida no revestirá interés para el nuevo régimen pues será difícil adoctrinarle. La niña en cambio es el futuro de este nuevo país, la única que verá con sus ojos ese floreciente avenir».
El interno enfoque en el drama de los personajes se ha descrito como una versión del tenebrismo. Poco antes de su muerte en Bucarest en 1997, Baba publicó sus memorias, «Notas de un artista de Europa del Este». La mayor colección de sus obras de arte (90 artículos) fue donada por su esposa al Museo de Arte de Timisoara.
Otra tela muestra un grupo de campesinos haciendo cola para firmar, bajo la mirada acerada y la cara angulosa de un miembro del partido, todas sus posesiones a la cooperativa local. Todo de todos y de nadie. Sobre la mesa un ejemplar de ‘Scanteia‘ (La chispa) diario oficial del Partido Comunista Rumano que cada mañana escuelas y fábricas leían en voz alta para adultos y niños. Las cooperativas forzadas de entonces son la razón principal para que casi no haya hoy en día asociacionismo agrario en este país. Nadie se fía de un sistema que tanto recuerda al comunismo.
El legado de Corneliu Baba como artista y maestro sigue inspirando póstumamente a nuevas generaciones de artistas rumanos contemporáneos. Incluido el más famoso de la actualidad, Adrian Ghenie, cuyo maestro es el pintor Cornel Brudascu. Es uno de los discípulos de Baba.
Las caras y las manos centran el interés de Baba. Las caras definen a los poderosos e identifican a los sometidos. Las hay dignas en su pobreza campesina, altivas e innobles en su papel de temidos, tristes muchas, cansadas de horas de campo y de dormir en el suelo o de velar vigilante al marido y al niño que duermen al lado.
El mismo Baba se retrata en múltiples ocasiones. Primero de niño, luego adolescente, con aire d’enfant terrible -me recuerda a Baudelaire, digo- luego ya pintor reconocido, posando sólo o colándose en múltiples telas, uno más de los que lloran al muerto en La Piedad, siempre reconocible por su gorro rojo, parecido a un birrete de cardenal.
Un poco más sobre Corneliu Baba
Corneliu Baba fue un pintor rumano de posguerra y contemporáneo que nació en 1906. Su trabajo fue presentado en una exposición en el MNAC, Museo Nacional de Arte Contemporáneo de Bucarest. El trabajo de Corneliu Baba se ha ofrecido en subasta varias veces, con precios realizados que oscilan entre $ 232 USD y $ 66,271 USD, según el tamaño y el medio de la obra de arte.
Desde 2010, el precio récord para este artista en una subasta es de $ 66,271 USD por Horror, vendido en Artmark en 2012. En el archivo de prensa de artistas de MutualArt, Corneliu Baba aparece en Corneliu Baba – an Eastern Artist, una pieza de la Revista Arta en 2019. El artista murió en 1997.
Corneliu Baba entre la luz y la oscuridad. WIKIART