Los personajes de Rolf Ohst, por un lado surrealistas y por otro lado imágenes de género, de alegorías y metáforas humanas, reflejan la situación de nuestra sociedad occidental y con eso, nosotros mismos.
Las metáforas humanas surrealistas de Rolf Ohst. La exorbitancia y la codicia. La disposición al combate y la violencia. La ceguera y la ignorancia. La sexualidad y la voluptuosidad. La impotencia y la pérdida de control, pero también la belleza y la fuerza de la mente se presentan en sus pinturas.
El arte de Rolf Ohst convence no solo por su explosiva actualidad, sino también por su genialidad técnica y, además, por tocar todos los parámetros de todo ser humano. Esto es lo que lo marca como un arte inteligente más allá del movimiento artístico de moda.
Rolf Ohst asombra con sus temas inusuales, que a menudo aparecen radiantes y extremadamente presentes debido a su abundancia física y gesto fuerte, pero también con su habilidad en la técnica de la pintura realista, que se basa en una amplia experiencia durante muchos años.
En sus nuevos trabajos, que se originaron en Berlín a partir de 2004, Rolf Ohst se ha concentrado por completo en el tema “humano”. Presenta a sus protagonistas de una manera sumamente presente, al alcance del espectador en el plano frontal de la imagen. No solo las situaciones, sino también los propios cuerpos, a los que se aplica con gran atención al detalle. A veces ingeniosos, a veces grotescos y otras eróticos. Por lo tanto, sus obras más recientes pueden describirse más bien como «realismo emocional».
A pesar de su inmediatez y franqueza, siempre existe la necesidad de una segunda mirada para comprender el contenido de la imagen, para comprender un segundo nivel de sentido y para captar la metáfora connota. Con Rolf Ohst, la realidad obtiene vetas surrealistas pero permanece real.
Entre otros, Rolf Ohst crea las formas más profusas y cuerpos femeninos tumescentes con extremidades gigantes. Los pintores florentinos descubrieron la perspectiva y el volumen en el renacimiento. El cuerpo humano comenzó a volverse más tridimensional comenzando con Giotto, pasando por Masaccio hasta Miguel Ángel.
La monumentalidad de las curvas barrocas, siempre expresión de la sensualidad, fueron puestas en evidencia así por Caravaggio o Rubens mucho antes que Ohst. Como un contemporáneo, Lucian Freud creó formas similares, pero la piel de sus modelos parece cetrina y flácida, mientras que los voluminosos desnudos de Ohst parecen ser bastante resistentes y brillantes.
El desnudo femenino como obra de género holandés del siglo XVII.
En 2007, Rolf Ohst se dedicó a otros dos desnudos femeninos que no podrían ser más diferentes. Como en una obra de género holandés del siglo XVII, presenta a una mujer muy gordita que se lleva una copa de vino a la boca (vista de 3/4, postura diagonal, fondo azul verdoso), solo la dama está desnuda. En su cuadro de pequeño tamaño «Pati», una mujer joven descansa sobre una sábana blanca con los muslos abiertos, mirando provocativamente al espectador. También el óleo «Venus im Skorpion» de 2008, trata de lograr un efecto erótico. La belleza que posa en encaje blanco desplaza la atracción entre velar y desvelar.