¿Te has parado a pensar en la felicidad como un instrumento de tortura? «Nos han condenado a ser felices por obligación, y lo que es más preocupante, por imitación. Nos han sugestionado para sentirnos felices, pero ojo, sentirnos felices no significa serlo». Nada más abrir el último libro del filósofo y profesor José Carlos Ruiz, ‘El arte de pensar’ te encuentras con esta reflexión.
Una reflexión que te hace seguir leyendo: «Nos han convertido en drogodependientes emocionales. La condena está clara, castigados de por vida a inyectarnos esa felicidad postiza, y caemos en una búsqueda incesante de dosis en cualquiera de su variantes, que se enmarcan dentro de la palabra de moda: tendencias. Estas tendencias están relacionadas con el consumo experiencial. Ahora lo que se venden son experiencias, sensaciones que nos exciten y sean capaces de alterar nuestro estado de ánimo, eso sí, siempre asociado a emociones positivas. La maldición consiste en querer saborear cada una de estas dosis, y por ello hemos caído en la trampa depravada de esta maldición: la hiperacción, hiperactividad».
Esta reflexión lleva a otra: «El Sistema ha logrado prefabricar una idea popular de felicidad instantánea asociada al hiperconsumo, tanto emocional como material. Se ha impuesto la dictadura de la acción frente a la reflexión, por ello es más urgente que nunca reavivar el pensamiento crítico que agoniza».
Pensamiento crítico. José Carlos Ruiz nos insta a educar en el pensamiento crítico a nuestros hijos. Porque pensar bien requiere horas de trabajo y esfuerzo. No es algo innato. Y es fundamental que les enseñemos a hacerlo para tomar decisiones correctas. «Pensar críticamente, poseer una buena capacidad analítica, es un instrumento esencial para forjarse una identidad propia y auténtica».
El profesor cordobés José Carlos Ruiz nos acompaña en un paseo por la obra de los grandes filósofos desde Pascal y Spinoza, al inevitable Kant, los clásicos greco latinos, Montaigne, Ortega, el no menos inevitable Sócrates, hasta Russell, Hobbes y el gratificante pensamiento helenístico. con su siembra tan actual del estoico Epicteto, los cínicos, los escépticos y los epicúreos. El elemento común en todos ellos es el que postula el amigo Ruiz. la necesidad evidente y estimulante del llamado pensamiento crítico. Es decir, “la capacidad de entenderse a sí mismo -con sus circunstancias y las de los demás- e interpretar bien los contextos”.
La aparente banalidad del enunciado no debe engañarnos. Tras el concepto «pensamiento crítico» se manifiesta un filtro que detiene la impulsividad en el pensar y en el actuar. La drogodependencia emocional a la que nos somete el modelo actual de vida basado en las fascinaciones de internet y el mundo virtual de las telecomunicaciones, nos está llevando a una forma de existencia que no pasa de la línea superficial de «lo que pareces» y «lo que me gusta». Hay que instaurar el pensamiento crítico, basado en el análisis de las circunstancias y el contexto en el que vivimos y cómo nos relacionamos, no aceptando sin más las múltiples pantallitas en las que ciframos nuestros día a día.
José Carlos nos habla de los enemigos del pensamiento crítico, «una cotidianidad hiperestimulada por una dinámica lineal de consumo». Como dice en cierto momento: Nos han condenado a ser «felices» por obligación y, lo que es peor, por imitación».»La palabra de moda es tendencia: el viaje que no te puedes perder, el último gadget, el restaurante del momento con su cocina fusión, el imprescindible mindfulness…»
Para nuestro autor, la felicidad «es un modo de ser». «La felicidad es una manera de ver la vida, de levantarte cada mañana y acostarte cada noche, una actitud con los que te rodean que hace que ellos mejoren y mejores tú». Y nos propone una metáfora brillante: «Educar un árbol para que sea estable lleva años, pero una vez que enraíza sabe buscar sus nutrientes y sus ramas son grandes y dan cobijo. El césped crece muy rápido y es aparente, pero a la mínima se seca o se pudre». Y añade: «Tú no puedes controlar el futuro, pero sí el proyecto de persona que quieres ser, y eso se consigue con pensamiento crítico». Y para que quede claro: «la peor arma de destrucción masiva que existe en la sociedad es el pensamiento crítico libre».
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