Montse Morcate es de ese fabuloso y raro tipo de personas que saben encontrar ese difícil equilibrio entre la excelencia, la constancia, la rigurosidad, la voluntad, la perseverancia, la energía, la creatividad, la originalidad… y dejo la lista porque me la imagino leyendo la enumeración y exclamando: ¡Pero niña… !
Por este motivo, creo que es necesario comenzar a hacer un poco de justicia y dar algo de visibilidad a ese gran trabajo que está haciendo con su investigación doctoral y su trabajo artístico aprovechando la publicación también de su artículo Duelo y fotografía post-mortem. Contradicciones de una práctica vigente en el siglo XXI, en la revista Sans Soleil: Estudios de la imagen en su número 4. Artículo interesantísimo sobre esa extraña relación que tenemos con la fotografía post-mortem, tratando de profundizar en casos como la delicadísima situación de aquellos padres que, tras 9 meses queriendo a su futuro hijo, necesitan guardar un recuerdo cuando el bebé nace muerto o fallece al poco de nacer. Un profundo, oscuro, doloroso y complejo campo de estudio que Montse Morcate aborda con un gran respeto y una honestidad/humanidad que aportan una nueva mirada a temas que con frecuencia provocan rechazo. En palabras de su autora, el artículo se resumiría de la siguiente manera: “La fotografía post-mortem es una práctica fotográfica cargada de contradicciones tanto en uso como en significado. El verdadero protagonista de estas imágenes, y escondido tras el cadáver, es el doliente que anhela dicha fotografía como una herramienta tanto de constatación de la muerte como de superación del duelo. El doliente como hilo conductor sirve para comprender un género presente desde el inicio del medio fotográfico hasta nuestros días, que se ha ido adaptando a la concepción de la muerte y el duelo, generando tanto filias como fobias”
En la actualidad, además de publicar artículos en revistas académicas, dar clases de fotografía en la UB, ser coordinadora, docente y comisaria en el Espai de Fotografia Francesc Català-Roca (Golferichs), traducir libros de fotografía para la editorial Blume y continuar con su investigación doctoral, Montse Morcate ¡¡¡sigue haciendo trabajo artístico!!! Quien no crea en los milagros, es porque no la conoce.
En este caso particular, dada la complejidad y la profundidad de las sinergias de la parte académica con la artística, considero esencial poder completar la carismática, interesante y compleja investigación académica de Montse Morcate con una trayectoria artística que destaca por su coherencia, profundidad y originalidad. Para introducirla, dejaremos que hable su propio Statement artístico…
Mi trabajo de creación reciente gira en torno a la negación de la muerte en la sociedad occidental contemporánea, surgido a raíz de mi tesis en curso “Fotografía de Fantasmas: la muerte del Otro” donde se analiza el uso de la fotografía como una herramienta de superación del duelo y como medio de negación de la muerte. Con mis propuestas pretendo poner de manifiesto la permanente situación de contradicción con la que vive nuestra sociedad, sociedad de la imagen, la que todo fotografía y rescata del olvido, frente al claro posicionamiento de vacío visual con el que representa a su propia muerte.
Para completar estas palabras, ella misma me comenta hoy que actualmente está “trabajando sobre el miedo a la muerte cuando se oculta bajo la enfermedad, y la dificultad que conlleva definir y asumir su progresiva presencia y flexibilidad, negando el instante único de la muerte con el que generalmente se asocia la muerte”. Un trabajo impactante del que he tenido el privilegio de ver algunas primeras imágenes y he de decir que son profundamente emocionantes y de una sensibilidad que me recuerda, con un toque pictórico, el trabajo de Richard Avedon con su padre (Jacob Israel Avedon)… Y lo dejo ahí, porque es un proyecto en el que está trabajando y espero que muy pronto puedan verse los frutos definitivos de toda su reflexión intelectual y de la experimentación artística.
Pero Montse Morcate, aparte de ser capaz de crear unas imágenes oscuramente hermosas, tristemente desoladoras y profundamente sobrecogedoras tiene también el poder de escribir frases como ésta:
El duelo no tiene imágenes porque la muerte se las arrebató
Esta gran frase es la que palpita en el fondo de su proyecto DUELOS, que fue expuesto en Villa Victoria Centre for the Arts (Boston, EE.UU.) en 2011 y que consta de diversas series que hablan de los diferentes duelos e historias posibles tras los diferentes espacios que conectan siempre la ausencia con la pérdida y con ese superviviente que se transforma en doliente, en un ser olvidado por la muerte a su paso y sin embargo sumido en el inmenso y profundo dolor que deja su silenciosa estela en la vida.
Comenta Montse Morcate al respecto: “La construcción específica de imágenes fotográficas que expliquen y den visibilidad al duelo sirve como vehículo para poner de manifiesto la ausencia de imágenes que muestren este doloroso tránsito, oculto y negado por la sociedad contemporánea. El propio duelo se convierte en un fantasma, una presencia que acompaña en el pensamiento al doliente por un tiempo que parece eterno pero que sabe de la presión exterior para terminarlo con rapidez y volver así a la normalidad lo antes posible, sin hacer demasiado ruido, sin molestar”. Unas palabras con las que todo aquel que haya sufrido una pérdida cercana podrá identificarse y encontrar parte de su propia experiencia en las imágenes sobrias, sencillas, con las que Morcate nos enfrenta a ese momento de ausencia, de soledad, de vacío, de dolor contenido… con absoluta serenidad.
En la obra de M. Morcate, el ramo funerario cobra protagonismo convirtiéndose en el narrador de pequeñas historias de pérdidas individuales que gritan silenciosamente desde la cinta con la que se sujeta todos los sentimientos, pensamientos y emociones simbolizados por esas flores siempre presentes en los ritos funerarios. Montse Morcate da la palabra de este modo, a ese caudal de emociones contenidas, muchas veces contradictorias, que la sociedad pide al doliente cada vez con más contundencia que se guarde para sí. Los frecuentes “no llores”, “tranquilízate”… ahogan al doliente mientras las emociones lo angustian por dentro. Esta serie fotográfica intenta visibilizar y materializar, de algún modo, ese duelo convertido en fantasma atormentado que ha de ser interiorizado… esa constante y atenazadora presencia de la ausencia que el doliente descubre en cada pequeño detalle de la cotidianeidad.
Antes de exponer sus DUELOS en EE.UU., M. Morcate realizó otra peculiar obra que fue proyectada sobre la Carpa Movistar y que está disponible en Internet: Querido Epitafio, un proyecto que juega irónicamente con la estética y contenido de las nuevas funerarias en la web y que está pensado para mostrarse en lugares de ocio. Por tanto, éste es un curioso proyecto cuya intención es confrontar a esta sociedad tan obcecada con vivir la vida con su mayor tabú: la muerte. En un contexto que ha eliminado los signos visuales del final de la vida, abandonados en cementerios lejanos que dan la espalda al día a día… la incomodidad del pensamiento en el fin (por otra parte la única certeza que todos tenemos en esta existencia) se ha tornado casi invisible. M. Morcate, empeñada en destapar estos signos y confrontar al “espectador” con su inmanencia, consiguió magistralmente proyectarlos en un lugar de ocio nocturno, en el centro neurálgico de la despreocupación juvenil por el tema. El proyecto constaba de tres proyecciones de video textuales y sin sonido, donde se fueron sucediendo los epitafios escritos por gente anónima de todas las edades y condiciones. De este modo, sigilosamente, la muerte se desveló allá donde nadie la esperaba.
En paralelo a la proyección, se creó la web Querido Epitafio, donde se da continuidad al
proyecto y se invita a participar, a los que fueron espectadores in situ de la proyección y a todo aquel que visite la web. De este modo, sibilinamente, a través de una experiencia lúdica y con el desafío lírico de tratar de pensar en esas últimas palabras que deseamos que descansen sobre nuestra memoria… porque el epitafio no deja de ser una reflexión sobre la esencia de uno mismo, M. Morcate consigue que muchas personas piensen en su muerte y, de algún modo, rescatar del olvido su presencia/ausencia. A nivel personal, he de decir que escribir un epitafio en plena juventud y vida es una experiencia curiosa que me dejó pensando desde que participé anónimamente en la web del proyecto y que, hasta hace unos meses, me ha dejado pensando hasta encontrar la frase que me gustaría que quedara para dar testimonio de mi existencia…
Muy relacionado a esta obra está los proyectos Fototipos: Naturaleza muerta (que fue expuesta en Puerto Rico en 2009) y Hábitat, en el que Morcate explora, según sus propias palabras: “el mercado funerario desde su vertiente inmobiliaria para reflexionar sobre la realidad paradójica que supone la incapacidad y el rechazo que padece nuestra sociedad contemporánea para afrontar la muerte y su planificación, en especial la que sucede en su entorno más cercano, y la necesidad de ubicar a sus difuntos”.
Y, finalmente, aunque haya mucho más detrás de Montse Morcate… me gustaría cerrar este texto con una serie de 16 fotografías que expuso en la Kowasa Gallery de Barcelona (2007) y también en México (2008): La memoria del paisaje. De esta obra, su autora comenta: “Las imágenes pretenden mostrar el paisaje, no como un espacio meramente contemplativo, sino como el producto generado y modificado por los usos que se han producido en su espacio”. Para M. Morcate, “el trabajo pretende cuestionar el propio concepto de paisaje, visto en la contemporaneidad más como un espacio que debe permanecer inalterable para la deleitación de quien lo contempla que como el ente transformable y vivo que es. Así pues, las imágenes enseñan los elementos, otrora artificiales, que cambiaron la configuración del mismo para servir al ser humano. Dichos elementos, tales como cultivos, caminos, arboledas o construcciones, ponen de manifiesto estos cambios, vistos hoy como propios e intrínsecos del paisaje”.
La aceptación visual y social de esta artificialidad es producto de la natural y lógica interacción que tuvo el medio rural y su paisaje”. Para esta artista, en la actualidad el medio rural habita el paisaje pero ha dejado de vivir en él reduciéndolo a un “escenario idílico”, un bonito marco, sobre el que se hacen grandes transformaciones encaminadas sólo a la comodidad de sus habitantes. Por otro lado, esta obra incide también en el paulatino abandono de ese paisaje, en el que “Las huellas que revelan esas interacciones olvidadas se convierten en el fantasma del territorio, un fantasma que se aparece a aquéllos que recorren, con el tempo requerido, el paisaje”.
La memoria del paisaje se realizó en los alrededores de Casbas de Huesca, al pie de la Sierra de Guara, una zona cuajada de pequeñas poblaciones rurales semi-abandonadas que, para esta artista, ejemplifica el distanciamiento entre paisaje y habitantes, que han ido marchándose a la ciudad, convirtiendo estos pueblos prácticamente en lugares dormitorio.
Y con esta hermosa imagen de un paisaje despoblado de su propia esencia, con este peculiar recuerdo de todos los ausentes en días tan señalados, espero que este comentario sobre la obra y las reflexiones de Montse Morcate contribuya no sólo a darle un poco de visualidad a ese impresionante trabajo que realiza esta gran artista e investigadora sino que también consiga transmitir esas inquietudes que hay detrás de su obra: ¿qué sucede con el duelo, con la fotografía post-mortem… con ese alejamiento constante de todo aquello que nos recuerda que estamos en este mundo tan sólo de paso? ¿Qué estamos haciendo con el paisaje en nombre de la comodididad y del progreso? ¿Qué imágenes, memorias y recuerdos dejaremos atrás cuando estemos muertos?…
Texto: Rebeca Pardo para rebecapardo.wordpress.com // TWITTER: @RebecaPardo