Un maestro del ámbito figurativo con merecido reconocimiento internacional que mezcla influencias diversas como la reminiscencia renacentista, el arte oriental y los carteles publicitarios.
Salustiano: impacto visual que rompe estereotipos. Hemos relazado una charla amena con el pintor sevillano Salustiano García Cruz (Villaverde del Río 1965) para acércanos un poco más a su idiosincrasia.

¿Cómo surgió la idea de combinar tradición y modernidad en sus retratos rompiendo estereotipos dentro del arte figurativo?
La idea de combinar tradición y modernidad en mis obras nace como una consecuencia natural de mi relación con la pintura, con la tradición y la contemporaneidad. Para mí la tradición no es un lastre, sino una herencia. Ortega y Gasset decía que “la modernidad es la conciencia de la historia”; por eso, solo asumiendo el peso del pasado podemos transformarlo en algo nuevo. Pienso que mi estilo nace, precisamente, de no traicionar la tradición ni darle la espalda a lo contemporáneo.

El humor y la crítica son elementos presentes en su obra: ¿de qué manera los integra sin perder la elegancia visual de sus retratos?
Siempre he creído que la belleza es la vía más eficaz para comunicar una idea o una emoción. Desde muy pronto entendí que la única manera de convencer debía ser a través de la elegancia y de la armonía. La belleza es el vehículo más amable, pero también el más poderoso; permite introducir la reflexión o la crítica sin necesidad de imponerlas.
Un mensaje “panfletario” puede sugestionarnos por un instante, pero raramente convence. La crítica directa suele generar rechazo; la belleza, en cambio, desarma. Cuando la forma es bella, el espectador baja la guardia, se deja conquistar por lo que ve, y en ese momento es posible sembrar la duda o la reflexión.
La religión lo comprendió hace siglos, y hoy la publicidad también: para llegar al alma o al deseo hay que hacerlo con emoción, pero sobre todo a través de la belleza.




¿Por qué apuesta por la monocromía de los fondos y la estética pop e hiperrealismo resignificando la solemnidad del arte clásico?
Con respecto a la monocromía, me gusta lo absoluto, sin medias tintas: luz cegadora o noche profunda. Nada que pueda distraer de la verdadera emoción que de la figura pueda emanar. En cuanto a lo pop, es una consecuencia inevitable de la época que nos ha tocado vivir. Lo pop habla de nuestro tiempo: brillante, superficial, profundo y, sobre todo, contradictorio. Me fascinan las superficies esmaltadas de los restaurantes americanos con neones, las estaciones de servicio de la Ruta 66, las máquinas expendedoras que
Salustiano habla de la internacionalización como un proceso estético, económico y cultural: ¿cómo ha influido este recorrido global en la identidad de su obra?
Creo que viajar y conocer otras culturas nos enriquece profundamente, seamos artistas o no. Viajar abre la mente, desmonta certezas y amplía la mirada.
Para un artista contemporáneo, este contacto con lo diverso es esencial. La identidad de hoy en día surge de la pluralidad. Cada país, cada cultura, cada rostro encontrado deja una huella y ofrece otra manera de entender incluso aquello que parecía inmutable: la luz, el silencio o la emoción.

Háblanos sobre la obra Diego con pistola de agua de la serie Love is pop (2025) ¿De qué manera la inclusión de pistola de agua en la obra desactiva o ironiza la carga violenta asociada a las armas, y cómo esto dialoga con el erotismo del desnudo?
Sí, en esta obra hay cierta ironía y sentido del humor, pero también ternura. Podemos encontrar en esta pintura una interesante tensión entre los distintos elementos que la componen, una tensión que nace del diálogo entre la mirada, el gesto y la composición. Diego apunta fuera del cuadro hacia algo o alguien que no vemos, y ese fuera de campo nos incluye. Su mirada nos hace cómplices de su gesto, de su desnudez y de su intención. Aunque no sabemos qué está ocurriendo exactamente, su serenidad nos invita a compartir ese instante de inquietante ambigüedad.
Este triángulo de miradas y direcciones, tan aparentemente barroco, queda matizado por la belleza que impregna toda la pieza. Una belleza elegante y liviana, como en las composiciones de Tiepolo, donde los cuerpos parecen más cercanos al cielo que a la tierra.




En Love is Pop hay una intención constante de reconciliar opuestos: lo sensual y lo puro, la aparente violencia y la fragilidad, lo sagrado y lo profano. El cuerpo desnudo de Diego no es erótico en un sentido literal, sino espiritual, y representa la vulnerabilidad del ser humano, la inocencia previa a la culpa bíblica.
¿Cómo influye el título “Love is pop” en la lectura de las obras de esta serie: plantea un amor superficial, mediático, o un amor democratizado y desdramatizado?
Hablo del amor que mantiene a Júpiter, Saturno y Plutón en sus órbitas; el amor que impide que todo se desintegre. Ese mismo amor es el que mueve el mundo y, por lo tanto, intento que forme parte de mi pintura. Love is Pop no habla del amor romántico ni del sentimentalismo mediático, sino del amor como energía universal, como fuerza que sostiene todo. Es un amor democrático, accesible para todos y, al mismo tiempo, sublime.
¿Por qué se crea esta tensión en la obra entre inocencia y erotismo adulto?
Mi intención no fue hacer una obra con tintes eróticos. Cuando Adán y Eva estaban en el Paraíso, su desnudez no era erótica, sino inocente, natural y espiritual. Un caballo desnudo o una mariposa desnuda no son eróticos: simplemente son. Lo que ocurre es que, con el paso del tiempo, hemos perdido esa mirada limpia y hemos cargado el cuerpo de connotaciones y prohibiciones.
En mis pinturas intento recuperar esa forma de mirar previa a la manzana del Paraíso, cuando la piel era solo la frontera entre nosotros y el resto del universo, una frontera pura y frágil.
Siempre he defendido que la materia prima de mi obra es la ternura. A través de ella busco un territorio donde podamos habitar sin miedo, donde el cuerpo sea una representación de lo que somos: vulnerables, efímeros y bellos.

En un contexto dominado por la incertidumbre, ¿qué papel juega la reinvención personal y artística en su propuesta, y cómo la perciben los espectadores?
Creo que el término reinvención está sobrevalorado. Vivimos en una época que nos exige reinventarnos constantemente, como si lo anterior dejara de tener valor en cuanto pasa de moda. Pero el arte, y la vida, no funcionan así. Yo prefiero hablar de evolución y de madurez.
Madurar significa mirar las cosas desde otro lugar, con más conciencia, más calma y menos miedo. Nuestra obra cambia porque nosotros cambiamos; no por una estrategia, sino porque la mirada se transforma con la experiencia. Lo contrario de madurar no es quedarse igual, sino envejecer, en el sentido más feo de la palabra: repetir fórmulas, perder curiosidad, endurecerse, anquilosarse.
Una jirafa no se reinventa: evoluciona, se adapta y, en esa adaptación, crece y alcanza aquello que desea. En tiempos de incertidumbre, quizá esa autenticidad sea la forma más profunda de renovación.

¿Qué significado tiene el color predominante en cada serie de retratos, el rojo Salustiano, el negro y, el blanco que predomina en los retratos dibujados?
El color es fundamental en mi trabajo. Yo lo uso de manera contenida y absoluta y, al mismo tiempo, de forma voluptuosa. Lo primero, porque mis obras son casi monocromáticas; y lo segundo, porque empleo los pigmentos más ricos y aterciopelados del mercado.
Trabajo esencialmente con tres colores: rojo, negro y blanco. Son tonos fundamentales, capaces de sostener por sí solos una obra completa. El rojo es el color por excelencia: tiene el poder de trascender su propia condición de color. Es más que un color, es un emblema que provoca sentimientos de belleza, de tiempo ausente y de sosiego, y, al mismo tiempo, es la expresión de la fuerza. El blanco es la luz, es decir, la suma de todos los colores. El negro, la ausencia de luz. Ambos son el yin y el yang de los colores, los extremos contrapuestos: desde donde se parte y hasta donde se llega.
Aparecen en los caminos rurales de Japón como naves espaciales voluptuosas dispuestas a satisfacer cualquier deseo… Ese universo visual, pulido, hiperluminoso, aparentemente banal, me resulta poético, casi religioso en su promesa de inmediatez y plenitud.
Sus modelos, a menudo jóvenes, posan con serenidad y cierto aire intemporal: ¿qué significado tiene esta estética de belleza idealizada en un mundo saturado de imágenes fugaces?
Las leyes que rigen la belleza se descubren, no se inventan. No son una creación humana, sino el hallazgo de un orden ya inscrito en la naturaleza. Están, como decía Plotino, “en las proporciones de una forma, en la claridad de un alma y en la medida de su armonía”.

Nuestro concepto de lo bello nace con la cultura griega. Y desde entonces, el arte juega al “cucú-tras” con la belleza. Yo abrazo esa belleza idealizada -irreal pero posible- de manera casi militante. Mis modelos encarnan esa serenidad que no pertenece a un tiempo concreto. Son jóvenes no por una cuestión estética superficial, sino porque en la juventud aún habita una pureza, una promesa de eternidad que se va perdiendo con el paso de los años.
Los niños que aparecen en mis obras son seguros de sí mismos. Esta niña, en particular, comparte la esencia de las protagonistas infantiles de las películas de Studio Ghibli: niñas que, a lo largo de la historia, pasan de ser personajes aparentemente comunes a convertirse en serenas guerreras que asumen con determinación el rumbo de su propia vida.
Y ¿qué significado tiene la vestimenta, los tocados por ejemplo o la desnudez camuflada cubriendo la piel con el color como si fuese tatuada?
Me gustaría empezar diciendo que ninguno de los elementos que aparecen en mi obra tiene un significado particular. Ninguno de ellos busca transmitir un simbolismo o una narrativa. Aunque pueda parecer que ciertos objetos representados están cargados de connotaciones, no hay en ellos un valor simbólico.
No me interesa que un elemento “represente” algo cerrado o predecible. Prefiero que sugiera, que abra un espacio poético en lugar de acotarlo con una interpretación fija. Los tocados, las telas o la piel cubierta de color se mueven en el ámbito de lo metafórico, del misterio y, hasta cierto punto, de la especulación. Exactamente igual que la poesía, que se alimenta de lo que no se dice.
Cuando cubro la piel con color, no es para ocultar el cuerpo, es para convertirlo en una superficie más espiritual que carnal, como si de un templo o un mapa emocional se tratara. En definitiva, no hay en ellos una clave simbólica, sino una intención poética que deja espacio a la emoción y a la interpretación del espectador.

Hay unas obras bajo el titulo Presente Pluscuamperfecto, nos puede explicar su significado
Lo que convierte una expresión en poesía es el adjetivo que ilumina la palabra. Los objetos que aparecen en mis cuadros; el cuchillo, el cigarrillo, la cigüeña o la pistola, funcionan como adjetivos que activan y realzan la figura que aparece en la pintura, llenándola de connotaciones que, a su vez, disparan las interpretaciones en el imaginario del espectador.
Imagina una amapola en una floristería llena de flores: será bella. Pero si vemos esa misma amapola sola en un campo de batalla calcinado, desolado bajo un cielo plomizo, entonces, oh, ese rojo será el rojo más bello y sobrecogedor del mundo.
Mi intención no es contar historias con un principio y un final. Mi pintura no es un segmento narrativo; sólo intento construir un poema como una línea sin fin, como un hilo infinito que nos ensarta y nos une en un tejido de versos.


Al no existir una narrativa cerrada detrás, el espectador posee una libertad absoluta para interpretar lo que desee. Presente Pluscuamperfecto, Íride con balas, es una obra en la que hablo de la inocencia y la determinación, y de cómo ambas pueden ir de la mano.
El hombre Cromañón representaba en las cuevas todo lo que deseaba que le fuera dado por la Naturaleza, estaba representando su Anhelo. Como catalizador/canalizador de un mundo de diferencias ¿Qué anhelos tiene Salustiano?
Ser feliz, estar sereno, seguir estando sano y guapo y cuidar de la gente a la que quiero.
Para más información: salustiano.com
Salustiano: impacto visual que rompe estereotipos. Entrevista a Salustiano García

