Cada trazo construye un universo íntimo donde la fragilidad, la precisión y la profundidad emocional se entrelazan para revelar lo invisible en lo cotidiano.
Camilo Carreño y el arte como un espacio de encuentro. Utilizando principalmente cuadernos de bocetos como una decisión deliberada de apartarse de la grandiosidad, su obra se ha transformado en una celebración de la vida cotidiana. Impregnadas de la mirada matizada de un inmigrante latinoamericano, sus composiciones minuciosas invitan al espectador a adentrarse en un mundo donde la importancia de los detalles ocupa un lugar central.



La práctica artística de Camilo se caracteriza por el formato pequeño, una elección que, en sus inicios, surgió como una forma de rechazo hacia la monumentalidad que suele dominar ciertos discursos del arte contemporáneo. Con el tiempo, esta decisión se transformó en una afirmación estética y conceptual: la reivindicación de lo insólito, lo inadvertido y lo marginal. Su obra busca rescatar la belleza de aquello que a menudo pasa desapercibido, proponiendo una mirada más lenta y consciente.
El arte de Camilo propone una exploración contemplativa de la profunda belleza que habita en los momentos simples de la vida, plasmada a través del trazo del lápiz. Un retratista cuyos rostros desvelan ante el observador curioso un mapa donde las emociones han dejado huella.


Camilo Carreño González, nacido en Bogotá, Colombia, en 1981, es un artista cuya trayectoria creativa se distingue por una conexión profunda y sostenida con el grafito como medio expresivo. Su obra se ha desarrollado a partir de una exploración constante de las posibilidades del dibujo, entendido no solo como técnica, sino como un lenguaje íntimo capaz de captar las sutilezas de la experiencia humana.
Para más información: camilocarreno.com
Camilo Carreño y el arte como un espacio de encuentro. Por Marco Mickey

