La responsabilidad individual: fundamento de la libertad.
Antonio Escohotado: Libertad, dogma y drogas. Figura imprescindible del pensamiento contemporáneo español, encarna como pocos la defensa radical de la libertad individual. Su biografía—entre la comuna ibicenca y la cátedra universitaria—es el reflejo vital de una idea vertebradora: el individuo es el centro moral y político de la experiencia humana. Su obra, diversa pero coherente, hunde sus raíces en una crítica demoledora al colectivismo ideológico y al sueño utópico de redimir a la sociedad mediante sistemas cerrados de pensamiento.
En su trilogía Los enemigos del comercio, Escohotado desmonta la genealogía del pensamiento que subordina al individuo a la masa, desmontando las promesas de justicia total desde una perspectiva histórica y moral. Para él, toda ideología que aspire a una sociedad perfectamente pura resulta, en última instancia, autoritaria. La búsqueda de un ideal colectivo absoluto tiende a invisibilizar los matices, sofocar las disidencias y, por supuesto, suprimir la libertad personal.
Su propuesta es tajante: el ser humano debe responder por sus actos de forma autónoma, sin delegar su responsabilidad moral ni en el Estado ni en ninguna supuesta «voluntad general». En esa premisa se erige su pensamiento político, profundamente liberal, donde el sujeto es el único ente legítimo capaz de decidir sobre su vida, su cuerpo y su destino.
Liberalismo frente a autoritarismo: crítica del dogmatismo
A diferencia del tradicional eje ideológico derecha/izquierda, Escohotado propone un enfrentamiento más esencial: liberalismo versus autoritarismo. El problema no reside tanto en el color de las banderas, sino en el impulso de imponer una verdad única. Para él, el dogmatismo moral es la raíz de todas las formas de coerción: cuando una moral particular se convierte en ley, se impone una forma de vida a quienes no la comparten.
Así, su filosofía propone una distinción clara entre el ámbito de lo jurídico y el de lo ético. La ley debe proteger la libertad de todos, pero no debe ser usada para imponer modelos de virtud. La moral, decía, debe ser un asunto privado, que no invada la autonomía ajena.
De este modo, Escohotado arremete contra la penalización de conductas consentidas entre adultos—desde la homosexualidad en su día hasta la gestación subrogada hoy—como síntomas de un pensamiento que, bajo apariencia de protección, revela una pulsión autoritaria. En su visión, solo cabe prohibir aquello que dañe directamente a terceros. El resto, por más polémico o provocador que resulte, pertenece al espacio sagrado de la libertad personal.
Drogas y conciencia: el derecho a alterarse
Si hay un campo donde Antonio Escohotado dejó una impronta indeleble, es en el de la defensa del uso libre de las drogas. Desde su monumental Historia general de las drogas, entendió el consumo de sustancias psicoactivas no como una amenaza social sino como una práctica humana milenaria, rica en matices espirituales, médicos y culturales.
Reivindicaba el vocablo griego pharmakos, que evoca al mismo tiempo el veneno y el remedio, como símbolo de esta ambivalencia. Las drogas, afirmaba, son herramientas; y como todo instrumento, pueden ser bien o mal usadas. Pero prohibirlas por su potencial peligro es tan absurdo como ilegalizar los cuchillos por los crímenes que se cometen con ellos.
En su visión, despenalizar las drogas no es promover su uso, sino reconocer la capacidad del individuo para decidir sobre su cuerpo, asumiendo los riesgos que conlleva. Para Escohotado, las adicciones no son sino la consecuencia de elecciones personales, por lo que su tratamiento debe partir del respeto a la autonomía del sujeto, no desde la criminalización.
Además, denunció con agudeza cómo la llamada “guerra contra las drogas” ha derivado en más violencia, hipocresía institucional y sufrimiento que soluciones reales. La represión, sostenía, no disuade: criminaliza al consumidor, empodera al narcotráfico y degrada la convivencia. Solo una política basada en la información, la prevención y, ante todo, en la libertad, podría dar un giro sensato al enfoque prohibicionista.
Antonio Escohotado hoy: una voz vigente
La filosofía de Escohotado, incómoda y luminosa, desafía las inercias del pensamiento dominante. En una época donde resurgen los discursos paternalistas y las tentaciones colectivistas, su legado nos recuerda que sin responsabilidad individual no hay libertad auténtica.
Para más información: laemboscadura.com