En la cultura gastronómica mediterráne, pocas costumbres resultan tan entrañables y evocadoras como la de reunirse en torno a una mesa para disfrutar de un vermut.
La Rovina Vermutería y la cultura del aperitivo. Esta tradición, que arraiga sus raíces en las décadas pasadas, sigue viva y presente en bares, terrazas y tabernas de toda España, especialmente los fines de semana, cuando el tiempo se detiene para dar paso al arte del tapeo.
En La Rovina del Port de Pollença, el vermut, con su característico sabor amargo y dulce a la vez, ha resurgido como bebida de culto. Servido con hielo, una rodaja de naranja o una aceituna, se convierte en el preludio perfecto para una comida compartida. Y junto a él, la gilda, ese pintxo sencillo pero poderoso: una banderilla compuesta de aceituna, guindilla y anchoa. Su combinación de salado, picante y ácido estimula el paladar y abre el apetito.

La Rovina Vermutería y la cultura del aperitivo. Esta tradición no solo consiste en lo que se consume, sino en el acto de reunirse.
Sentarse con amigos o familiares, compartir risas, anécdotas y pequeños bocados es una forma de celebrar la vida cotidiana. Las tapas, que pueden ir desde unas simples patatas bravas hasta elaboraciones más complejas, crean un ambiente distendido donde cada plato es una excusa para prolongar la conversación.


Tapear no es solo comer; es un ritual social que refuerza la conexión humana.
Es celebrar sin prisas, con la complicidad de los sabores y el calor de la compañía. En cada sorbo de vermut y cada mordisco de gilda, se conserva un pedazo de historia, una forma de entender la vida desde la cercanía y el disfrute sencillo. Con La Rovina esta costumbre perdura y se adapta a la contemporaneidad con éxito y fiel a su esencia: compartir, disfrutar y vivir el momento con buena compañía.
- ¿Cómo llegar y reservar? Plaça Miguel Capllonch, 2, Port de Pollença, Illes Balears (Mallorca)
Por Bernd Eldelbar.