Su obra funciona como un espejo donde lo humano y lo animal, lo bello y lo monstruoso, coexisten en armonía inquietante.
J.A.W. Cooper y lo salvaje que habita dentro de nosotros. Una ilustradora, artista y diseñadora que ha capturado la atención del mundo del arte contemporáneo con su estilo distintivo, su imaginario inquietante y su sensibilidad estética cargada de simbolismo.
Aunque nació en Inglaterra, su infancia transcurrió en diversos países debido a la profesión de sus padres biólogos, entre ellos Suecia, Kenia y Malawi. Esta experiencia multicultural y profundamente conectada con la naturaleza marcó desde temprano su forma de ver el mundo y, por ende, su expresión artística.

El universo visual de Cooper se caracteriza por la fusión entre lo humano, lo animal y lo onírico. Sus obras, ejecutadas con precisión técnica impecable, suelen representar figuras femeninas andróginas, serenas, interactuando con animales reales o fantásticos.
En su obra se percibe una tensión constante entre control y caos, civilización e instinto, ternura y amenaza. Esta dualidad dota a sus ilustraciones de una fuerza hipnótica, como si cada escena narrara una historia contenida en el momento exacto en que lo salvaje despierta.

La línea precisa, la paleta de colores sobria pero expresiva, y la composición que alterna entre lo caótico y lo meditativo la distinguen como una figura única en la ilustración contemporánea. Su trabajo se mueve cómodamente entre la ilustración editorial, la obra de galería y el arte personal, manteniendo siempre una coherencia estética reconocible y profundamente íntima.
Uno de los aspectos más fascinantes de Cooper es su capacidad para representar la complejidad emocional humana a través de metáforas visuales que involucran el cuerpo, los animales y los entornos naturales. Las serpientes, las figuras humanas, los cuervos posados como pensamientos, los ciervos que caminan como fantasmas a través de los paisajes todos ellos son elementos simbólicos que hablan del inconsciente, del deseo, del miedo y de la transformación.

J.A.W. Cooper y lo salvaje que habita dentro de nosotros. Sus mujeres no son frágiles ni decorativas, son entidades autónomas, misteriosas y a menudo inquietantes, que invitan a la contemplación y la reflexión.
Además de su labor artística, Cooper también ha trabajado durante años como diseñadora e ilustradora para la industria del entretenimiento. Sin embargo, ha declarado en múltiples entrevistas que lo que realmente la nutre es el arte personal, el trabajo introspectivo que le permite explorar sus obsesiones visuales y emocionales sin restricciones. Esta honestidad creativa es palpable en cada trazo.
A lo largo de su carrera ha expuesto en galerías de todo el mundo, especialmente en Estados Unidos, donde su obra ha formado parte de muestras individuales y colectivas. Ha publicado varios libros recopilatorios de su trabajo, como Viscera y Familiars, que funcionan como pequeñas ventanas a su universo personal, oscuro, seductor y sutilmente salvaje.


Una mente profundamente conectada con lo simbólico, lo emocional y lo biológico.
Lo interesante de Cooper no es solo su habilidad técnica, sino la profundidad emocional que logra transmitir con cada ilustración. Su arte no busca complacer, sino provocar: hay dolor, transformación, deseo y pérdida en sus imágenes. Y sin embargo, todo está contenido en un lenguaje visual que no grita, sino que susurra, atrapando al espectador en una danza silenciosa de tensión y belleza. En una época donde el arte digital muchas veces se percibe como frío o impersonal, Cooper demuestra que la ilustración puede ser una herramienta profundamente expresiva y visceral.
J.A.W. Cooper y lo salvaje que habita dentro de nosotros. Por Mónica Cascanueces.