Los dibujos de Murphy como juegos visuales exploran conscientemente la publicidad de mediados del siglo XX, por su sentido de glamour, esperanza y un consumismo soñador
Un consumismo soñador dibujado por Marilyn Murphy. Con una aire surrealista las obras a lápiz de Marilyn Murphy están realizadas de manera exquisita hasta el punto de parecer casi fotográficos y resultan el antídoto perfecto para estos tiempos. Sus anuncios imaginativos juegan con las nociones de la felicidad doméstica, mejorada por las nubes de algodón de azúcar de nuevos productos.
Con sus ideas la artista crea situaciones curiosas que nos sugieren en una historia más amplia, explorando dualidades tanto en forma como en concepto -seguridad y peligro, paz y caos, fuego y agua-.
Mis dibujos en grafito o lápiz de color suelen incluir una o dos figuras involucradas en una acción improbable o trabajando en alguna tarea curiosa. Muchas de las piezas de esta serie comentan sobre el acto de ver, el proceso creativo o algún aspecto de la experiencia humana.
La iluminación fuerte y las sombras crean un sentido de misterio, mientras que las identidades de los hombres y mujeres están oscurecidas para dirigir la atención del espectador hacia su actividad. Las revistas de los años 40 y principios de los 50 a menudo inspiran las imágenes que creo. Habiendo crecido en las Grandes Llanuras, frecuentemente incluyo la acción del viento en mi trabajo.
A menudo, los objetos están fuera de alcance o curiosamente desproporcionados respecto a la escala humana, para crear una atmósfera onírica donde los objetos pueden interpretarse como simbólicos o reales.
Marilyn Murphy vive en Whangarei y Nashville, donde fue profesora de arte en la Universidad de Vanderbilt durante 37 años. Su obra forma parte de muchas colecciones, incluidas la Colección Kemper, el Museo de Arte de Huntsville, la Escuela del Museo de Boston, y las Colecciones Prudential y Bridgestone.
Un consumismo soñador dibujado por Marilyn Murphy. Por Menuda Oblea