La psilocibina altera significativamente la conectividad cerebral, induce neuroplasticidad y muestra efectos terapéuticos duraderos en depresión y adicción según una investigación reciente.
Desconectar el cerebro con psilocibina podría ser buena idea. En los últimos años, los estudios sobre la psilocibina han revelado datos sorprendentes sobre sus efectos en el cerebro humano. Esta sustancia, un psicodélico natural presente en ciertos tipos de hongos, tiene la capacidad de alterar significativamente la percepción del tiempo y el espacio, así como la identidad personal.
Pero más allá de sus conocidos efectos agudos, recientes investigaciones han demostrado que la psilocibina tiene profundos y duraderos beneficios terapéuticos y neurobiológicos.
Un estudio publicado recientemente en la revista Nature utilizó el mapeo funcional de precisión a través de múltiples resonancias magnéticas (18 visitas por participante) para rastrear los cambios específicos en las redes cerebrales de adultos sanos antes, durante y después de una dosis alta de psilocibina (25 mg) y metilfenidato (40 mg), conocido comercialmente como Ritalin. Los resultados fueron asombrosos: la psilocibina interrumpió la conectividad funcional (CF) del cerebro más de tres veces en comparación con el metilfenidato.
Los cambios en la CF fueron impulsados por una desincronización cerebral a lo largo de diferentes escalas espaciales, disolviendo las distinciones entre redes al reducir las correlaciones dentro de las mismas y las anticorrelaciones entre ellas.
Estas alteraciones fueron particularmente fuertes en la red de modo predeterminado (DMN), la cual se conecta al hipocampo anterior y se cree que crea nuestra percepción del espacio, tiempo y el yo.
Uno de los hallazgos más significativos del estudio fue que la psilocibina no solo produce cambios agudos en el cerebro, sino que estos efectos persisten durante semanas. Se observó una disminución duradera en la CF entre el hipocampo anterior y la DMN, lo cual puede representar una correlación neuroanatómica de los efectos terapéuticos y de la plasticidad promovida por los psicodélicos.
Estos efectos persistentes son cruciales para entender los beneficios terapéuticos de la psilocibina. En ensayos clínicos, una sola dosis alta de psilocibina ha demostrado un alivio rápido y sostenido de los síntomas en condiciones como la depresión, la adicción y la ansiedad al final de la vida.
Este fenómeno sugiere que los psicodélicos pueden inducir cambios neurobiológicos agudos y duraderos que subyacen a sus efectos terapéuticos.
Durante la acción de la psilocibina, que dura aproximadamente seis horas, se incrementa la señalización de glutamato y el metabolismo de la glucosa en el cerebro. Además, se observa una disminución de la potencia de las señales electrofisiológicas y de las fluctuaciones hemodinámicas, así como una reducción de la segregación entre redes funcionales. Estos cambios son más pronunciados en la subcorteza, un área del cerebro cuyos cambios no se comprenden completamente.
El estudio también encontró que las tareas perceptuales reducían los cambios en la CF inducidos por la psilocibina, lo cual sugiere que el contexto y el entorno en el que se consume el psicodélico pueden influir significativamente en sus efectos en el cerebro.
La comprensión de los efectos de la psilocibina en las redes cerebrales humanas es fundamental para desbloquear sus mecanismos terapéuticos. Las investigaciones futuras deben centrarse en caracterizar los efectos persistentes de la psilocibina en circuitos clínicamente relevantes y en individuos con condiciones psiquiátricas.
La desincronización de la actividad cerebral observada tras el uso de psilocibina podría ser la clave para entender tanto sus efectos agudos como sus beneficios neurotróficos persistentes. Esta desincronización parece activar mecanismos de plasticidad homeostática, que son respuestas neurobiológicas a grandes desviaciones en los patrones típicos de actividad de las redes.
El estudio sobre los efectos de la psilocibina fue realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Washington en San Luis, Estados Unidos. Este equipo estuvo liderado por el Dr. Joshua Siegel, un neurocientífico especializado en el mapeo funcional de precisión del cerebro. Asimimso, la investigación contó con la participación de varios expertos en neurociencia, psicofarmacología y resonancia magnética funcional (fMRI).
En conclusión, la psilocibina no solo ofrece una ventana a experiencias místicas y alteradas de la realidad, sino que también representa una poderosa herramienta terapéutica con la capacidad de inducir cambios duraderos en el cerebro humano. Estos hallazgos abren nuevas vías para tratamientos innovadores en la psiquiatría y la neurociencia, prometiendo un futuro donde los psicodélicos puedan ser utilizados de manera segura y efectiva para mejorar la salud mental y el bienestar general.
Desconectar el cerebro con psilocibina podría ser buena idea. Por Leonardo Lee.