Chiflados, literalmente: todo, desde gorros con orejas de animales hasta gorras de panadero gigantes, pasamontañas y bicornios, gorros de noche estilo Peter Pan y sombreros de papel hechos en fieltro
Charles Jeffrey Loverboy al estilo Peter Pan. “Encuentro que el animismo y la rareza están muy interrelacionados”, comentó Jeffrey. Los gorros sobredimensionados han resultado ser su artículo de culto revelación: se ven adolescentes desgarbados en las paradas de autobús de todo Londres llevándolos. Eso es un tipo de reconocimiento, considerando que estos pequeños neo-grungers apenas estaban comenzando la guardería cuando Jeffrey empezó a diseñar hace años.
“Quiero recordarles a las personas que sueñen, y que vuelvan a esa especie de realidad alternativa”, dijo el diseñador
Reconocimiento para él: al principio, las estruendosas actuaciones de Charles Jeffrey Loverboy pioneras en la fluidez de género en la moda a nivel internacional; justo el tipo de cosas que realzan la reputación de Londres por producir culturas juveniles políticamente provocadoras y exuberantes.
El nuevo espectáculo fue una especie de regreso de Charles Jeffrey Loverboy; desde que obtuvo una inversión minoritaria del grupo italiano Tomorrow, Jeffrey ha estado llevando su espectáculo a Milán durante las últimas temporadas. Por otro lado, Somerset House, una institución de arte, ha sido el hogar de su estudio desde 2016, y también inauguró la apertura de “The Lore of Loverboy”, una exposición retrospectiva en su Terrace Gallery que cuenta la historia de la marca que creció a partir de la noche queer de club que Jeffrey organizaba en Vogue Fabrics en Dalston, incitando al caos del disfraz DIY para financiar su MA en Central Saint Martins.
Alex Kessler, ahora editor en Sense, que formaba parte de la pandilla creativa de estudiantes de moda de Loverboy, recuerda, “fue bastante salvaje, pero también muy amigable. Y había un verdadero sentido de comunidad. En retrospectiva, siento que definitivamente formé parte de un cambio cultural, pero en ese momento me estaba divirtiendo”.
El espectáculo fue un estímulo para los ánimos de Londres como capital de la moda.
Como celebración de la “temporalidad”, según lo expresó Jeffrey, hubo un regalo de un reloj de pulsera detenido en cada asiento. Escarbar en la historia y subvertirla siempre ha sido una de sus estrategias: “Quería representar estos tipos de íconos de la britanicidad, pero en cosas queer, suaves y juguetonas”.
Había calzoncillos con bordes medievales festoneados, un suéter adornado con una escultura clásica masculina desnuda (un recuerdo de la ocupación romana de Londres, dijo), y cordones del siglo XVIII en los tejidos, que describió como “soldados suaves. Una especie de juego con las estructuras de poder”.
Charles Jeffrey’s Loverboy ha logrado sobrevivir al Brexit y la pandemia para convertirse en una marca que vende gorros, accesorios chiflados y tejidos divertidos. Aún tiene solo 33 años y, para su crédito, hay toda una nueva generación vaciando su bolsillo para unirse a su club.
Charles Jeffrey Loverboy al estilo Peter Pan