Lo inquietante de ver películas como Anarchy: La noche de las bestias o su primera parte, The Purge, es la retahíla de dudas que te genera.
‘Anarchy. La noche de las bestias’: el diablo viste de Dios. Dudas sobre si la truculenta ficción que vemos desde nuestra butaca de confort podría o no suceder en un futuro. ¿Podrían convencernos de la bondad de una purga anual que permitiera canalizar todo nuestro odio en una sola noche a cambio de gozar de 364 días de convivencia pacífica?
¿Cómo reaccionaríamos si, durante doce horas, tuviéramos libertad para practicar la violencia extrema? ¿Qué impediría que actuáramos movidos por los celos, la codicia, la vanidad y la necesidad de vengar aquello que nos genera dolor durante el año? ¿O que, simplemente, nos permitiéramos el lujo de dar rienda suelta a nuestra locura? ¿Cómo me protegería de vosotros? ¿Y vosotros de mí?
La representación de la violencia con sentido épico, con intención crítica o como indagación sobre las zonas de sombra de la naturaleza humana.
Si en la claustrofóbica The Purge James DeMonaco -guionista de Negociador y de Asalto al distrito 13– mostraba el terror vivido en un hogar de clase alta que era atacado por una banda de ‘purificadores’ durante esta cacería nocturna, en Anarchy: La noche de las bestias el cineasta abre el foco a los crímenes cometidos en las calles de la ciudad.
Los primeros síntomas de los complejos conflictos de clase y de raza donde el diablo viste de Dios ¿Podrían convencernos de la bondad de una purga anual que permitiera canalizar todo nuestro odio en una sola noche a cambio de gozar de 364 días de convivencia pacífica?
Anarchy, supone la evolución lógica de lo visto en The Purge, cinta en la que lo que más llamó mi atención fue la tolerancia de sus protagonistas con la ley, hasta que la injusticia les afecta directamente, claro. En cambio, esta segunda parte que, por cierto, puede disfrutarse con independencia de haber visto o no la anterior, representa la degeneración extrema de una sociedad putrefacta, corrupta, salvaje, inclemente y opresora, que muestra los primeros síntomas de resistencia violenta contra la legalidad vigente.
El hecho de que esta vez James DeMonaco se haya rodeado de actores más o menos desconocidos aumenta la credibilidad de este ‘thriller’, donde los monstruos se bañan en sangre ocultos tras la sádica máscara de Dios. Las sirenas que anuncian el inicio de la purga marcan también el primer compás de un ritmo que se mantiene en tensión hasta el final. Una tensión sostenida que contrasta con la aparente calma con la que los asesinos liquidan a sus víctimas y que, en ocasiones, parece tratar de despertar la conciencia del espectador anónimo.
Porque, de manera mucho más evidente que en The Purge, lo que DeMonaco intenta es construir una metáfora hiperbólica de una crisis en la que todo estaría permitido para sobrevivir. El problema es que su intención de indignar al espectador es tan evidente que acaba resultando demagógica. Una pena.
En cambio, sí es acertado su esfuerzo por plasmar la complejidad de la psique humana a través de los personajes que va introduciendo según avanza la noche, incluidos los protagonistas. Así, hay presas que actúan como mártires y como rebeldes, como héroes y como cobardes, como víctimas y como verdugos.
Y cazadores movidos por la locura, por la codicia, por la seguridad del que se sabe superior, por la vanidad o por ese dolor que, por cierto, tantas veces ha justificado la pena de muerte en sociedades civilizadas. Una muerte que nunca purifica. Ni redime. Ni consuela. Pero que anima el apetito de la bestia.
A continuación tenéis el orden en el que fueron llegando a los cines las cinco películas de la saga:
- ‘The Purge: La noche de las bestias’, estrenada en 2013
- ‘Anarchy: La noche de las bestias’, estrenada en 2014
- ‘Election: La noche de las bestias’, estrenada en 2016
- ‘La primera purga: La noche de las bestias’, estrenada en 2018
- ‘La purga infinita’, estrenada en 2021
‘Anarchy. La noche de las bestias’: el diablo viste de Dios. Texto: Tamara Vázquez y Raquel Moreno @tamara_vazquez: