Por qué Lebanese Blonde sigue siendo un clásico del downtempo
Thievery Corporation: «La alquimia detrás de Lebanese Blonde». Hay canciones que no solo se escuchan: se deslizan, se evaporan, se insinúan. Lebanese Blonde pertenece a esa estirpe de piezas que funcionan como un pasadizo sensorial. Thievery Corporation, maestros en el arte de la mezcla improbable, firman aquí uno de sus temas más emblemáticos, un ejercicio de alquimia sonora donde lo orgánico y lo electrónico conviven sin fricción.
Desde los primeros compases, la canción establece su propio clima: un downtempo sedoso, casi hipnótico, que se sostiene sobre un sitar que parece flotar entre continentes. La voz entra como un susurro que no pretende explicar nada, solo acompañar el viaje. “Too low to find my way, too high to wonder why”, canta el narrador, atrapado en ese territorio intermedio donde la percepción se vuelve porosa y el tiempo pierde su linealidad. Es una declaración de estado mental más que un verso, una invitación a dejarse arrastrar por la deriva.
Cómo Lebanese Blonde convirtió el mestizaje en estética.
Thievery Corporation siempre ha jugado con la idea de frontera geográfica, estética, emocional. En Lebanese Blonde esa vocación se vuelve evidente. El tema combina elementos del trip-hop, ecos de música árabe, pulsos electrónicos y una cadencia casi cinematográfica. Nada parece forzado; todo encaja con una naturalidad que solo logran quienes entienden la música como un espacio de mestizaje permanente.
Too low to find my way
too high to wonder why
i’ve touched this place before
somewhere in another time
now i can hear the sun
the clouds drifting through the blinds
a half a million thoughts
are flowing through my mind ….
La letra, mínima pero sugerente, funciona como un mantra introspectivo. “Now I can hear the sun”, dice otro de sus versos, y la imagen es perfecta: una sinestesia luminosa que resume el espíritu del track. No se trata de narrar una historia, sino de evocar un estado de conciencia suspendido, una especie de ensoñación lúcida.
Lebanese Blonde no envejece porque no pertenece a una época concreta. Es un lugar. Un clima. Una sensación que regresa cada vez que la escuchamos: la certeza de haber estado allí antes, “somewhere in another time”, y la tentación irresistible de volver.
Para más información: thieverycorporation.com
Thievery Corporation: «La alquimia detrás de Lebanese Blonde». Por John Headhunter.

