El estilo híbrido de Patrick Gonzales: entre pintura y fotografía digital convierte cada imagen en una experiencia sensorial y emocional.
Patrick Gonzales, fotógrafo francés nacido en Migennes en 1965, ha desarrollado una obra que desafía los límites entre la realidad y la fantasía. Desde Dijon, Borgoña, nos invita a explorar un universo visual donde la infancia, el sueño y lo surreal se entrelazan en composiciones que parecen salidas de un cuento poético.
Desde su transición en 1998 de la pintura a la fotografía digital, Gonzales ha cultivado una estética que no documenta el mundo, sino que lo reinventa. Sus imágenes nos transportan a escenarios imposibles: una tortuga que vuela sostenida por un globo, una mariposa que se convierte en transporte, o un pez gigantesco que acompaña a un niño en una danza submarina. Esta poética visual, influenciada por el surrealismo, recuerda a mundos como El Principito o El viaje de Chihiro, donde la lógica se suspende y la imaginación toma el control.

Blanco y negro: evocación, atmósfera y estilo
Cada fotografía es una invitación a abandonar la rigidez de lo racional y sumergirse en una narrativa visual que celebra lo extraordinario. Gonzales no representa sueños: los construye desde cero, con una precisión técnica que potencia su carga simbólica. Uno de los elementos más distintivos de su obra es el uso del blanco y negro. Esta elección estética no solo intensifica la atmósfera onírica, sino que también evoca la elegancia visual de las décadas de 1930 y 1940. La vestimenta retro, los cielos nublados y los decorados cuidadosamente editados refuerzan una sensación de atemporalidad que conecta pasado y fantasía.
El contraste tonal se convierte en herramienta narrativa: sombras densas, luces suaves y texturas que parecen extraídas de una pintura clásica contribuyen a crear una atmósfera suspendida entre lo real y lo imaginado. Esta estética monocromática no es una limitación, sino una declaración de estilo que potencia la profundidad emocional de cada escena.
Infancia y surrealismo: el juego como resistencia
La infancia, más allá de su dimensión biográfica, es el eje temático que vertebra la obra de Gonzales. Sus personajes —niños, animales, figuras solitarias— habitan mundos donde el juego es una forma de resistencia frente a la lógica adulta. En sus composiciones, lo lúdico se convierte en lenguaje, y lo surreal en método de exploración. Influenciado por el legado de André Breton y el surrealismo pictórico, Gonzales construye imágenes que desafían la percepción. Su arte no busca representar lo inconsciente, sino invocarlo. Cada fotografía es una metáfora visual que nos invita a mirar el mundo con ojos renovados, como si cada rincón pudiera esconder una historia secreta.

Un viaje visual hacia lo extraordinario
Contemplar la obra de Patrick Gonzales es emprender un viaje sin mapas, guiado por la intuición y la sensibilidad. Sus imágenes funcionan como portales hacia mundos paralelos, donde lo imposible se vuelve cotidiano y lo cotidiano se transforma en símbolo. Flores gigantescas, animales fantásticos y cielos que parecen respirar nos recuerdan que la fantasía no es evasión, sino una forma de mirar con profundidad. En un contexto saturado de imágenes convencionales, Gonzales ofrece una alternativa radical: la posibilidad de habitar lo desconocido, de encontrar belleza en lo improbable, y de redescubrir el poder transformador de la imaginación.
Más información en su web: .patrickgonzales.net
Patrick Gonzales: El alquimista de los sueños en blanco y negro. Por Mónica Cascanueces