Se interesó profundamente por la comunicación y hoy es conocido por sus obras de carácter filosófico que proponen nuevas formas de hacer y experimentar el arte
Lawrence Weiner y las infinitas formas de experimentar el arte. Su obra, que ha sido instalada en espacios públicos e institucionales de todo el mundo, se caracteriza por su generosidad y fluidez inherentes. Además de sus esculturas, Weiner produjo música, películas y vídeos, así como libros y ediciones de artista, a lo largo de su carrera.

Lawrence Weiner (n. 1942, Nueva York; f. 2021, Nueva York) nació en el South Bronx de Nueva York, se graduó en el instituto Stuyvesant a los 16 años y asistió brevemente a Hunter College antes de emprender su propio camino. Viajando a dedo por Estados Unidos siendo aún adolescente, Weiner dejaba pequeñas esculturas en los caminos por los que pasaba. Fue en este periodo de su vida, en 1960, cuando creó lo que más tarde consideraría su primera obra oficial: Cratering Piece, en la que hizo detonar explosivos en un parque estatal en Mill Valley, California, generando nuevas hendiduras escultóricas en el paisaje.



Cuando todavía estaba en el instituto en Nueva York, Weiner participaba con frecuencia en protestas por los derechos civiles y contra lo nuclear, acontecimientos que más tarde darían forma a su comprensión del arte en relación con la responsabilidad social. Para Weiner, crear arte consistía en encontrar la “pregunta adecuada” más que la “respuesta adecuada”.
Weiner se inspiraba en la ciudad en la que vivió y trabajó toda su vida. “No tuve la ventaja de una perspectiva de clase media”, dijo una vez sobre su infancia en el South Bronx.



“El arte era otra cosa; el arte eran las anotaciones en la pared, o los mensajes dejados por otras personas. Crecí en una ciudad en la que había leído las paredes; todavía leo las paredes. Me encanta poner mis obras en las paredes y dejar que la gente las lea. Algunos las recordarán y luego vendrá otra persona y pondrá otra cosa encima. Se convierte en arqueología más que en historia.”
En los primeros años de su carrera, Weiner participó en algunas de las exposiciones más memorables de la posguerra —grandes muestras temáticas colectivas que ayudaron a definir el movimiento conceptual—, entre ellas Live in Your Head: When Attitudes Become Form, en la Kunsthalle de Berna, Suiza, en 1969; Using Walls (Indoors), una exposición de 1970 en el Museo Judío de Nueva York; y Documenta 5, en Kassel, Alemania, en 1972.


La exposición Live in Your Head: When Attitudes Become Form fue comisariada y seleccionada por el fallecido Harald Szeemann, en ese momento director de la Kunsthalle de Berna, donde se presentó por primera vez. El título resultaba interesante en sí mismo, pues implicaba la unión de ideas y pensamientos, y su capacidad para inspirar la formación de una presencia material. Aunque, en algunos casos, sucedía lo contrario: permanecían en el ámbito del lenguaje, o existían como obras que —citando la portada del catálogo— “viven en tu cabeza”, que era el título original de la obra Death of a Salesman (La muerte de un viajante, 1949) de Arthur Miller.

Para la década de 1990, Weiner ya presentaba exposiciones individuales en instituciones de todo el mundo, entre ellas el Hirshhorn Museum and Sculpture Garden en Washington D. C.; el Museo de Arte de Filadelfia; el Walker Art Center en Mineápolis; el Museum Ludwig en Colonia, Alemania; el Musée d’Art Contemporain de Burdeos; el Stedelijk Museum en Ámsterdam; y el Institute of Contemporary Art en Londres. La primera retrospectiva de la obra de Weiner en Estados Unidos se celebró en el Whitney Museum of American Art en 2007.

Desde los años sesenta, Lawrence Weiner ha sido una figura clave en la redefinición del objeto artístico que supuso el arte conceptual. El conceptualismo de Weiner se ha centrado en un trabajo sobre el lenguaje, que él entiende como un medio para representar las relaciones materiales con el mundo exterior de forma neutra y objetiva.
Mediante el uso determinado de las palabras, frases enunciativas y afirmaciones, Weiner consigue eliminar las referencias a la subjetividad del autor. Sus sentencias, que él define como esculturas y que siempre tienen en cuenta el contexto y el espacio en el que se exponen, se han podido leer en las más destacadas instituciones de arte, en espacios abiertos, libros, postales, pósteres, películas, discos, tapas de alcantarilla e incluso en paquetes de azúcar.

Los textos de Weiner han aparecido en todo tipo de lugares a lo largo de las últimas cinco décadas y, aunque él se considera escultor antes que conceptualista, se cuenta entre los pioneros de los años sesenta en presentar el arte como lenguaje. Define su medio escultórico de manera sencilla como “lenguaje + el material al que se hace referencia”, en el sentido de que el lenguaje es un material para la construcción.

Aunque las obras de Weiner existen únicamente como lenguaje y pueden mostrarse en cualquier forma, él participa de cerca en sus manifestaciones, especificando el tamaño de la tipografía, la textura de la superficie y la colocación de las letras en pintura o vinilo, e incluso inventando a menudo nuevas tipografías.

Los textos aparecen en muros y ventanas de galerías y espacios públicos, como palabra hablada en grabaciones de audio y video, en libros impresos y carteles, objetos fundidos o tallados, tatuajes, grafitis, letras de canciones, en línea, ad infinitum.
Para más información sobre Lawrence Weiner
Lawrence Weiner y las infinitas formas de experimentar el arte