Una artista entre mundos: de Italia a Barcelona y Beijing
Lantomo: el universo íntimo y urbano de Antonella Montes. Conocida artísticamente como Lantomo, es una creadora que encarna la esencia del cosmopolitismo contemporáneo. Nacida en Italia, consolidó su voz artística en Barcelona y actualmente desarrolla su obra en Beijing, una ciudad que le brinda un cruce de culturas tan complejo como inspirador. Este tránsito entre geografías ha enriquecido su mirada, otorgándole un lenguaje visual que atraviesa fronteras y conecta con públicos diversos.
La artista recuerda con especial afecto su paso por la Ciudad Condal, donde la atmósfera de la cultura underground le ofreció el terreno fértil para desplegar una investigación estética radical y sincera. Fue allí donde consolidó una identidad marcada por el diálogo entre el arte callejero, la ilustración contemporánea y la experimentación con materiales no convencionales. Esta etapa en Barcelona resultó decisiva para el desarrollo de un estilo que oscila entre la ternura y la inquietud, entre lo sensorial y lo perturbador.
Su traslado a Beijing, más allá de ser un simple cambio de residencia, ha supuesto la apertura a nuevas influencias visuales y conceptuales. El choque cultural, sumado a la efervescencia del arte urbano asiático, potencia la evolución de una obra en constante mutación.
El soporte como piel: maderas recicladas que narran
Uno de los rasgos más distintivos de la práctica de Lantomo es su decisión de apartarse del lienzo tradicional para trabajar sobre maderas recicladas. Cada tabla, con sus nudos, vetas y fibras, se convierte en un espacio narrativo único, una piel cargada de memoria sobre la cual se despliegan sus personajes. No se trata solo de un soporte físico, sino de un diálogo material con el tiempo y la naturaleza.

La artista rescata maderas de distintas procedencias, transformando lo descartado en objeto de contemplación estética. Este gesto no solo introduce una dimensión ética vinculada al reciclaje, sino que también refuerza la dimensión sensorial y táctil de su propuesta artística. La madera, con sus irregularidades, condiciona y al mismo tiempo inspira el trazo. La textura se convierte en un aliado expresivo, capaz de intensificar la psicología de los personajes retratados.
Los rostros y figuras de Lantomo parecen emerger de esas superficies vivas, como si las fibras mismas susurraran historias. Esta interacción otorga a cada obra una carga simbólica donde la fragilidad y la fuerza coexisten, revelando una narrativa íntima sobre lo humano.
Estética de contrastes: la tríada cromática y la técnica mixta
En cuanto a sus recursos plásticos, Lantomo recurre a una paleta deliberadamente restringida donde predominan el negro, el blanco y el rojo. Este triángulo cromático, sobrio y poderoso, se despliega en composiciones de intenso dramatismo visual. El negro y el blanco articulan un universo de claroscuros que evocan tanto la inocencia como la pérdida, mientras que el rojo actúa como un signo vital, a menudo inquietante, que introduce pulsiones de deseo, violencia o transgresión.
Su técnica mixta integra acrílicos, tintas, rotuladores y lápices de colores. Esta combinación, lejos de ser un mero capricho formal, responde a la necesidad de explorar la pluralidad de texturas y matices emocionales. En general, la artista prefiere el pequeño formato, un ámbito íntimo que refuerza la sensación de proximidad entre la obra y el espectador. Cada trazo, cada detalle, adquiere un peso específico en la construcción de personajes que parecen atrapados en un umbral entre lo real y lo onírico.
Los rostros que Lantomo presenta fluctúan en una ambigüedad emocional: oscilan entre la decepción, la inocencia y la maldad. Esa ambivalencia constituye uno de los ejes centrales de su propuesta, interpelando al observador desde lo más profundo de la condición humana.

Lantomo y el pulso del arte urbano contemporáneo
Aunque el refinamiento técnico de su trabajo remite a la tradición ilustrativa, es imposible desligar la obra de Lantomo de su conexión con el arte urbano. Su práctica bebe de la libertad expresiva de la calle, de la espontaneidad de lo underground y de la voluntad de desafiar los límites convencionales de la representación.
En este sentido, Antonella Montes se sitúa en un territorio híbrido donde confluyen el rigor del dibujo académico y la frescura de la experimentación urbana. Sus personajes, con miradas penetrantes y gestos ambiguos, dialogan con el espectador desde una fisura emocional que no deja indiferente.
La relevancia de Lantomo en el panorama contemporáneo reside en su capacidad para crear un universo poético y perturbador al mismo tiempo, donde lo íntimo se funde con lo social y lo material se convierte en metáfora. Su obra invita a detenerse, a escuchar el rumor de la madera y a reconocer en esos rostros ficticios un espejo de nuestra propia vulnerabilidad.
En definitiva, la trayectoria de Antonella Montes, alias Lantomo, es un ejemplo de cómo la hibridación cultural, la conciencia material y la experimentación estética pueden dar lugar a un lenguaje artístico profundamente actual. Barcelona le dio raíces, Beijing le ofrece horizontes, y su obra, siempre en tránsito, continúa interrogando las fibras invisibles que conforman nuestra experiencia sensible.
Para más información: lantomo.com
Por Mónica Cascanueces.