El fotógrafo Allan Teger nos presenta la serie Bodyscapes de fotografías panorámicas donde el paisaje es el cuerpo desnudo
Allan Teger: cuando el cuerpo se convierte en paisaje. El fotógrafo autodidacta nos invita, con su serie Bodyscapes, a reconsiderar el cuerpo humano como territorio, como paisaje que se despliega ante la mirada con infinitas posibilidades de exploración.
En estas imágenes, el cuerpo desnudo deja de ser únicamente objeto de contemplación estética para convertirse en escenario donde la imaginación levanta mundos. Teger propone una insólita inversión de escala: figuras diminutas transitan por valles que en realidad son torsos, juegan en campos de golf que no son más que suaves curvas abdominales, se adentran en ombligos convertidos en pozos de pesca o recorren espinas dorsales transformadas en senderos arenosos.

La técnica detrás de Bodyscapes
Lo fascinante de este trabajo no radica únicamente en la belleza de la metáfora visual, sino en la técnica misma: no hay fotomontajes ni retoques digitales. El fotógrafo coloca minúsculas figuras directamente sobre la piel, generando un diálogo tangible entre lo lúdico y lo erótico, entre lo escultórico y lo cotidiano. El resultado es una ilusión óptica poética e íntima, pues quien contempla estas imágenes reconoce tanto el cuerpo como el paisaje, fundiendo dos realidades en un mismo horizonte.

El cuerpo como territorio
Bodyscapes subvierte la percepción habitual del cuerpo. Allí donde solemos ver límites —la piel como frontera, la anatomía como biología—, Teger abre un espacio imaginario que nos invita a fantasear con aventuras diminutas. La fotografía se convierte así en un acto de mediación: el cuerpo ya no se mira solo como objeto de deseo, sino también como mapa, como geografía afectiva y recreativa.
Fantasía a escala humana
Con su aparente sencillez, la serie propone un juego de escala que cuestiona nuestra manera de habitar el mundo y de habitar el cuerpo. Al observar estas escenas, sentimos que cualquier curva puede convertirse en montaña, cualquier hondonada en abismo, cualquier pliegue en puente. En última instancia, Bodyscapes nos recuerda que explorar un cuerpo es también explorar un paisaje íntimo, imaginario y radicalmente humano.
Para más información: allanteger.com
Allan Teger: cuando el cuerpo se convierte en paisaje. Por Mónica Cascanueces.