El enigma de lo doble: entre cuentos de hadas y lo siniestro
Tereza Vlckova: «El lado oscuro de los gemelos». En la obra de Tereza Vl?ková se manifiesta una paradoja fascinante: la coexistencia de lo onírico y lo perturbador en un mismo territorio visual. La artista checa, nacida en un pequeño pueblo rodeado de colinas, ha cultivado desde la adolescencia una sensibilidad que oscila entre la candidez de los cuentos de hadas y la inquietud de las pesadillas. En su serie Two, el motivo de los gemelos se convierte en un emblema de esa dualidad: la pureza de una simetría perfecta y, al mismo tiempo, el desasosiego de lo idéntico que se desdobla hasta la amenaza.


Vl?ková confiesa que la visión de The Shining a los dieciséis años marcó una huella imborrable. Las célebres gemelas de Kubrick, suspendidas en el pasillo del hotel como figuras espectrales, le revelaron la potencia de la repetición visual como recurso de extrañamiento. Desde entonces, la idea de lo doble, de la copia y del reflejo, atraviesa su imaginario. Pero no se trata solo de un homenaje cinematográfico: es la exploración de un mito arcaico que conecta con la noción de alter ego, con esa otra parte de nosotros mismos que emerge desde la sombra para recordarnos nuestra fragilidad.

Cuentos de hadas bajo la sombra
Aunque el vocabulario visual de Vl?ková remite a lo etéreo y lo poético, su sensibilidad está atravesada por un lado oscuro. “Siempre envidio a los gemelos y su verdadera conexión”, confesaba en una entrevista por correo electrónico. Esa envidia no es simple admiración, sino deseo de un vínculo que, por definición, resulta inaccesible para quienes no han nacido bajo el mismo signo. A su vez, la artista reconoce sentirse atraída por la noción de alter ego: ese doble que encarna lo reprimido, lo que se oculta bajo la superficie de la personalidad.

La cercanía con los cuentos de hadas no debe leerse como una evasión infantil. Por el contrario, en su imaginario las fábulas funcionan como portales hacia un territorio donde lo bello y lo inquietante se confunden. Desde A Perfect Day, Elise… hasta Two, Vl?ková explora la figura femenina como símbolo de fragilidad y de resistencia. No es casual que la mayor parte de sus protagonistas sean mujeres: ella misma se declara profundamente marcada por su propia condición femenina, por una sensibilidad poética, romántica y a la vez dolorosamente consciente de la vulnerabilidad.
Ese cruce entre luminosidad y amenaza recuerda que los cuentos de hadas, en su origen, eran relatos cargados de violencia y misterio, mucho antes de ser dulcificados por la cultura popular. En el universo de Vl?ková, las jóvenes de mirada clara no habitan un mundo ingenuo, sino un escenario donde la duplicidad se convierte en advertencia. La artista trabaja en esa frontera entre el sueño y la pesadilla, entre el anhelo de unidad y el temor a perderse en el reflejo del otro.
Preguntas sin respuesta
Lo que distingue a Tereza Vl?ková es su rechazo a repetirse. Cada proyecto, afirma, demanda un enfoque particular, como si cada nueva serie exigiera su propio lenguaje. Esa búsqueda constante responde a una interrogante filosófica: “¿Quiénes somos? ¿Por qué estamos aquí?”. Sus fotografías no pretenden resolver esas preguntas, sino intensificarlas. El gesto de duplicar a un modelo hasta convertirlo en su propio gemelo funciona como metáfora de la identidad contemporánea: frágil, fragmentada, siempre al borde de lo ficticio.

La artista checa ha crecido en diálogo con una sólida tradición fotográfica nacional, heredera de nombres que supieron entrelazar experimentación formal y lirismo. Ese contexto, junto con el paisaje rural de su infancia, configura un trasfondo esencial para comprender su sensibilidad. Al fin y al cabo, en las colinas donde nunca se repite un árbol ni una brizna de hierba, Vl?ková imagina a esas dos niñas idénticas que se atreven a caminar en la oscuridad sin temor.
Sus imágenes, por tanto, no son simples ejercicios estéticos: son narraciones visuales que transforman lo cotidiano en mito. Allí donde lo real se confunde con lo fabricado, donde la inocencia roza el escalofrío, se revela la esencia de su arte. En esa tensión, en ese intersticio entre belleza y amenaza, Vl?ková construye un universo que es a la vez confesión personal y alegoría universal. Como todo gran arte, no ofrece certezas, sino un espejo donde cada espectador debe enfrentarse a su propio doble.
Para más información:
Tereza Vlckova: «El lado oscuro de los gemelos». Por Mónica Cascanueces.