El trabajo de Choi refleja una convergencia intuitiva entre el fervor del expresionismo alemán y la contención de la pintura de tinta coreana.
Surrealismo, ontología y la pintura de Hana Choi. La artista pinta como si lo hiciera desde el futuro, desde un lugar donde la pintura debe sostener simultáneamente el peso del sentimiento, la ética y la reflexión crítica.


Es parte de un grupo poco común de artistas jóvenes que no rechazan la tradición ni la repiten, sino que la reconfiguran a través del compromiso filosófico y la inteligencia sensorial.
En sus propias palabras, «existe en la cáscara de la memoria». Esa cáscara —fracturada, frágil y reflexiva— se convierte tanto en su tema como en su método.

En un mundo donde la creación de imágenes suele inclinarse hacia el espectáculo, las obras de Choi ofrecen un espacio para el pensamiento. Y en una escena artística cada vez más saturada de ironía, su sinceridad resulta radical. Su pintura no es simplemente prometedora: es ya imprescindible.

Nacida en 2003, Hana Choi forma parte de una nueva generación de artistas coreanos que están configurando las coordenadas del arte contemporáneo postpandémico. A pesar de su juventud, ya ha expuesto en la Feria de Arte de Tokio y en KIAF, llamando la atención por su equilibrio entre la indagación filosófica y el instinto pictórico. Se describe a sí misma como alguien «que ama la filosofía» y «pinta desde la introspección».
Choi no es simplemente una pintora emergente: es una pensadora que siente.




Sus obras enfrentan la condición fracturada de nuestra época, capturando tensiones entre lo consciente y lo inconsciente, entre el individuo y lo colectivo. Para Choi, la fractura no es algo que deba resolverse, sino algo que debe sostenerse, examinarse y hacerse visible. Su trabajo desafía la noción de la pintura como simple representación, y la propone como una herramienta de reflexión ética y ontológica.
Surrealismo, ontología y la pintura de Hana Choi. Por Ahn Hyun-jung