La clase política actual representa uno de los mayores fracasos de la democracia contemporánea.
La miseria intelectual de la clase política. Los políticos corruptos no son el espejo de la sociedad, sino el excremento. Lejos de ser una élite ilustrada y comprometida con el bien común, se ha convertido en una casta mediocre, vanidosa y profundamente ignorante. La política, en lugar de atraer a los más preparados, ha degenerado en un refugio para arribistas, oportunistas y charlatanes cuyo único mérito es su habilidad para el marketing y la manipulación emocional.
No se trata solo de una crisis de ideas, sino de una alarmante falta de preparación técnica y ética. Los discursos huecos, los eslóganes vacíos y las promesas imposibles han reemplazado el pensamiento estratégico, la planificación rigurosa y el respeto por la verdad. Muchos de nuestros representantes no entienden ni los conceptos más básicos de economía, ciencia o derecho. Su ignorancia no solo es ofensiva: es peligrosa. Toman decisiones que afectan a millones sin tener la más mínima comprensión de sus consecuencias.
La clase política no solo está en crisis: es la crisis.. A esto se suma una falta total de vocación de servicio.
La política se ha profesionalizado no en términos de excelencia, sino como carrera parasitaria. Se entra para vivir del erario, no para reformarlo. Se perpetúan en cargos mediante redes clientelares, favores cruzados y propaganda, no por mérito ni resultados. El cinismo es tal que ya ni siquiera disimulan su desprecio por la ciudadanía: legislan para sí mismos, se blindan con privilegios y usan el aparato del Estado como botín.
Pero lo más grave es la normalización de esta mediocridad. Los ciudadanos, anestesiados por la frustración y la desconfianza, se resignan. Y así, cada ciclo electoral recicla los mismos rostros, las mismas promesas rotas, el mismo vacío.
La clase política no solo está en crisis: es la crisis. Y hasta que no exijamos verdadera preparación, integridad y responsabilidad, seguirá hundiendo a nuestras sociedades en la decadencia.
La miseria intelectual de la clase política. Por Leonardo Lee.
Publicado en DOBLECERO BREAKINK NEWS