Este beach bar lo tiene todo: buenas vibraciones, comida que conquista y el Mediterráneo desplegado a tus pies.
La Santa Beach Bar: espíritu de chiringuito con rollito chill out. Anclado directamente sobre la arena, es ese lugar donde el verano se siente de verdad. A solo unos pasos de tu toalla, con el rumor del mar de fondo y el sol acariciándote la piel, puedes dejarte llevar, pedir algo fresco y sabroso, y olvidarte del reloj.
Con una vibra relajada y un bar colorido con zona chill-out, su carta combina lo mejor del sabor mediterráneo con guiños viajeros que invitan a desconectar. Cada bocado es como estar dentro de una postal: sencilla, perfecta y con sabor a escapada.



La Santa Beach Bar: espíritu de chiringuito con rollito chill out. Su esencia flota entre el mar y el paladar, donde cada detalle invita a dejarse llevar.
Aquí se viene a disfrutar sin prisa. Tartar de atún, croquetas caseras, hamburguesa de vaca nacional en pan brioche, tataki marinado en soja y wasabi, lubina a la plancha con mojo de jengibre y ajo… Un desfile de sabores que huele a verano y sabe a vacaciones.
Mención aparte merece su carta de arroces, desde el meloso entrecot de ternera, tuétano y setas, al clásico Senyoret repleto de mariscos, o el negro, intenso y profundo, teñido con tinta de calamar y cargado de carácter.

Este beach bar no es solo un lugar, es un ritual.
Aquí el tiempo se cuenta en olas, y la música se funde con el susurro del mar. La arena se escurre entre los dedos, el sol acaricia la piel salada, y el horizonte se convierte en la obra maestra del menú. Su magia reside en la simplicidad, una estructura efímera de madera con aire vintage, que desafía al mar con la terquedad de quien sabe que el verano siempre regresa.
Gastronómicamente, es un homenaje a lo local y a lo fresco. Sin artificios ni pretensiones, aquí mandan los productos que huelen a tierra y a sal: pescados recién llegados de la barca, hierbas que aromatizan los cócteles. Su cocina es un acto de honestidad: un arroz cocinado a fuego vivo no necesita más que su propia textura, el grano en su punto justo y el sabor profundo de un buen fumet.



¿Por qué enamora La Santa beach bar?
Porque es el beach bar perfecto guiado por una filosofía hedonista con sabor a salitre. Cada plato, cada mojito, es un verso en un poema escrito sobre arena. Aquí no se viene a comer: se viene a celebrar el lujo de lo efímero, ese instante en que el sol se disuelve en el mar y todo, incluso la vida, sabe mejor.
La Santa Beach Bar: espíritu de chiringuito con rollito chill out. Por Bernd Eldelbar