Este proyecto ha establecido la primera y única reserva de caballos salvajes de la raza Pottokas en Europa, ubicada en la pintoresca localidad de Piornal, en Extremadura.
Los Pottokas, la raza de caballos salvajes en libertad. Un movimiento histórico para la conservación del medio ambiente y la biodiversidad liderado por la galesa Lucy Rees. Su meta es entender al caballo silvestre para trabajar con el caballo doméstico por los múltiples beneficios que trae este conocimiento. Los pottokas provienen de una raza vasca muy antigua, probablemente de la Edad de Hielo o antes, que nunca se ha domesticado mucho. Se les dejaba en el monte de limpiabosques, por eso en esas zonas no tienen tantos incendios forestales, gracias al buen manejo de los pottokas. Así que es un caballo autóctono de España, no como otras razas que se están introduciendo.
Para conocer y entender a un animal hay que tener el valor de verlo en libertad. La socialización del caballo no es una lucha de uno contra otro, sino que es más parecido a una sociedad anárquica de verdad, en la que cada individuo tiene su rol y quiere completarlo sin machacar a los otros.

En la localidad cacereña de Piornal se encontró este espacio para introducir una manada de caballos de esta antiquísima raza vasca. Dicha manada vive en estado absolutamente libre y salvaje, siendo, de hecho, prácticamente la única manada europea totalmente feral, lo que la ha convertido en un referente científico internacional para los investigadores y etólogos del mundo equino. Acerca de los pottoka existe también una película que aproxima su conocimiento: Salvajes (1080 Wildlife Productions).

A Piornal acuden investigadores científicos de todo el mundo, como Madeleine Van Bell de la universidad sueca de Upsala, que ha realizado una investigación comparando la microbiota de estos caballos salvajes con otros de la misma raza, pero domesticados; llegan también aficionados a la equitación, monitores de doma natural, de equinoterapia o personas interesadas en el ‘rewilding’ o re-naturalización de ecosistemas. Y, sin embargo, el proyecto es poco conocido en la comarca y en la región, e ignorado por las administraciones públicas.

La persona detrás de este proyecto es Lucy Rees, etóloga, también domadora de caballos y que ha estudiando el comportamiento natural del caballo para aplicarlo a la doma. Hay tanto sufrimiento en el mundo del caballo y también en el de la gente que trata con ellos…
La gente se mata con los caballos por no entenderles e intentar imponerles esa idea de autoridad que los caballos, simplemente, no entienden.

Rees ha ido diciendo esto durante años en cursos y conferencias, y escribiendo artículos a nivel científico, pero lo que verdaderamente convence a la gente es vivenciarlo, ver con sus propios ojos que la socialización del caballo no es una lucha de uno contra otro, sino que es más parecido a una sociedad anárquica de verdad, en la que cada individuo tiene su rol y quiere completarlo sin machacar a los otros, y que los otros también le dejen en paz.
Lo que se planteó Lucy Rees es ¿cómo demostrar esto?, y la respuesta es: con caballos salvajes, y casi no hay caballos salvajes en Europa, hay caballos abandonados en el norte que se han asilvestrado, pero no salvajes.
Los Pottokas están registrados como animales salvajes en Europa, son los únicos en España, hay algunos más en Europa, pero muy pocos. Este es el único proyecto en que se mantienen puramente salvajes, puramente para estudio y conocimiento.

Este proyecto de los pottoka es científico, educacional, de conservación del medio y de la propia raza antigua de estos caballos y tiene un beneficio para el pueblo. Es un proyecto que tiene todo lo que ahora se valora en Europa para estas zonas de montaña, pero nunca ha conseguido llegar a nada de esto porque todo tiene que empezar desde el ayuntamiento y de ahí ir pasando hacia arriba en el organigrama institucional.
Los pottoka y los escarabajos hacen esas placas de estiércol en las que logra crecer un poco de hierba, que ellos no se la comen porque ha crecido en sus propias heces, y de ahí estas hierbas van sembrando a su alrededor, se van creando islotes de regeneración herbácea.
Los Pottokas, la raza de caballos salvajes en libertad. Este proyecto no es sólo acerca del bienestar del caballo, tiene que ver con nuestra actitud hacia la naturaleza y también una indagación sobre cómo funciona otra sociedad, de qué depende.

Los caballos salvajes tienen una capacidad tremenda para distinguir dónde hay peligro y una refinada percepción del lenguaje corporal. Esta idea se está popularizando ahora gracias al sistema de doma natural, la idea de que tu actitud corporal afecta mucho al animal. Así que imagina a un semental que no es agresivo, pero sí defensor por naturaleza, que está encerrado en una cuadra de la que no puede escapar y entra en ella alguien con esa actitud de “no pienses que eres dominante sobre mí”; es horrible, igual el caballo se gira y le tira una coz.
Pero si le dejas bastante espacio nunca te cocea, no están interesados en atacar, no son animales de presa, atacar a otros animales para ellos es una tontería. Si tienen espacio para alejarse se van, e igual al cabo de un rato se dan cuenta de que no vale la pena, de que el humano es un peligro y ahí viene el cambio, la posibilidad de la amistad…

La naturaleza nos cuenta otra historia que no es la de las jerarquías, la violencia y la sumisión, nosotros los humanos tenemos que aprender de la naturaleza, ya que en ella los caballos en este caso como un ejemplo de criaturas libres nos enseñan el inmenso valor de la cooperación, respeto mutuo en colectividad, la amistad y la ayuda incondicional resultado del mero instinto de la esencia, donde reside la vida.
Este proyecto no es sólo acerca del bienestar del caballo, tiene que ver con nuestra actitud hacia la naturaleza y también una indagación sobre cómo funciona esta otra sociedad, de qué depende, por qué esto no se ha estudiado, cómo funcionan estos vínculos, cómo se despliega la educación social, etc.
Los Pottokas, la raza de caballos salvajes en libertad