La obra de Natalie Krim es un refinado ejercicio de seducción visual en el que la ilustración y la lencería convergen en un discurso estético de una sofisticación erótica inusitada.
Braguitas, ligueros y medias por Natalie Krim. Nacida y criada en Los Ángeles, la artista ha construido un universo de deseo y provocación a través de sus ilustraciones, que se despliegan con la misma delicadeza con la que una mano experta recorre el encaje de una prenda olvidada en el lecho del placer. Su fascinación por la ropa interior y la historia de la moda no es un capricho efímero, sino el motor de una exploración plástica en la que cada trazo y cada sombra encierra un sutil juego de poder, de vulnerabilidad y de deseo.

El arte de Krim transita entre la tradición y la transgresión, con personajes que evocan tanto el refinamiento de la moda victoriana como la audacia del látex contemporáneo. En su trazo, a menudo delicado y minimalista, conviven la evocación de una feminidad misteriosa y el eco de un erotismo que no teme cruzar los límites de la fantasía.

Sus composiciones, ejecutadas en ilustraciones digitales y dibujos que adopta la forma de diarios y fanzines, son relatos de una sensualidad que se resiste a ser encasillada y que juega con la nostalgia y la modernidad en igual medida.

La influencia de su madre, ilustradora de moda en The Garment District, y de su abuelo, fotógrafo de celebridades, resuena en su obra con una cadencia que oscila entre la elegancia y la osadía. Krim no solo captura el fetiche de la lencería con un realismo estilizado, sino que también infunde a sus personajes una expresividad latente que nos remite al universo onírico de Franz von Bayros y a la imaginación libertina del Marqués de Sade. La sensualidad en su trabajo no es meramente decorativa; es una narrativa en sí misma, un lenguaje de seducción en el que el cuerpo y la vestimenta se entrelazan en una danza tan visual como conceptual.

Desde que se graduó en 2011 en el Fashion Institute of Technology, Krim ha ampliado su espectro artístico al desempeñarse también como fotógrafa y modelo, lo que otorga a su mirada una comprensión tridimensional de la imagen, el cuerpo y la vestimenta. Sus ilustraciones no se limitan a reproducir prendas, sino que dotan a la lencería de una carga simbólica: encaje y satén no solo visten, sino que insinúan, ocultan, revelan y seducen con la misma potencia que una mirada furtiva o un gesto contenido.

Braguitas, ligueros y medias por Natalie Krim. El universo visual de Krim es, en muchos sentidos, un homenaje al poder de la sugestión.
En una era de sobreexposición y desmitificación del erotismo, su trabajo recupera la capacidad de la ilustración para construir narrativas de deseo sutiles, en las que la imaginación del espectador es convocada a participar activamente en la interpretación de cada escena. Sus personajes, siempre envueltos en lencería francesa del siglo XX, no solo encarnan una estética concreta, sino que también dialogan con la historia de la moda como un reflejo de las estructuras de poder y las metamorfosis del deseo.

En su exploración del erotismo, Krim juega con una tensión entre el clasicismo y la provocación. Las referencias a la moda histórica conviven con elementos contemporáneos, creando un anacronismo seductor en el que los corsés conviven con el látex y las transparencias etéreas con la contundencia del vinilo. En este diálogo de texturas y temporalidades, su obra se convierte en una cartografía del deseo, un atlas visual en el que cada ilustración es una puerta a un universo de fantasías sutilmente codificadas.

Natalie Krim no ilustra simplemente cuerpos adornados con lencería; su arte es una declaración de principios sobre la seducción como una forma de expresión y empoderamiento. Sus figuras, muchas veces atrapadas en composiciones que evocan escenas surrealistas, no se limitan a ser objetos de contemplación, sino que exudan una agencia propia, una voluntad de habitar su erotismo sin culpa ni disculpas.

Así, la obra de Krim se erige como un canto a la sensualidad y al misterio, una exploración de la ropa interior no solo como ornamento, sino como un vínculo entre la piel y la imaginación, entre el arte y el deseo. Su legado en la ilustración contemporánea es un testimonio de cómo el erotismo, lejos de ser un tema frívolo, puede ser un terreno de exploración artística tan complejo y profundo como cualquier otro.
Braguitas, ligueros y medias por Natalie Krim. Por Mónica Cascanueces.