Un miembro de la realeza del East Side que tuvo un final de yonkie en una habitación de 325 dólares la noche.
Dash Snow: «Las polaroids más salvajes». En 2007, la galería de arte Saatchi lo convocó en un hotel de Picadilly con su amigo y colega, el neoyorquino Dan Colen. El dúo decidió hacer un «nido de hámster» en su cuarto de hotel, destrozando guías telefónicas, sábanas y cortinas.
En este escenario, se desnudaron y estuvieron horas tomando cócteles de éxtasis, cocaína y hongos hasta que empezaron a sentirse como hámsters. Como es obvio, debieron escapar en medio de la noche para evitar ser arrestados. De todas formas, Snow quedó tan encantado con el experimento que armó una instalación junto a Colen llamada NEST en Deitch Projects, en New York.
«Dash Snow era un bromista, un provocador, un freak, un salvaje del arte, un padre, un conocedor de los baños de la cocaína, un artista de graffiti retirado y un «hijo de Warhol«, según la revista New York. Un miembro de la realeza del East Side que tuvo un final de yonki en una habitación de 325 dólares la noche.
Dash Snow: «Las polaroids más salvajes». Conocido por sus collages, fotografías y esculturas, los temas recurrentes de Snow son su vida sexual, las drogas, la pobreza y el comportamiento antisocial.
Dashiell A. Snow nació en NY el 27 de julio de 1981. Su abuela era la filántropa y coleccionista de arte Christophe Menil, y su bisabuela, Dominique de Menil había sido una heredera de una fortuna petrolera y una importante coleccionista de arte. Su madre, Taya Thurman es la medio hermana de Uma Thurman. Snow era problemático desde chico, y a los 13 años sus padres decidieron mandarlo a un internado en Georgia. Nunca volvió a la casa familiar y en cuanto pudo se instaló en el Lower East Side de Manhattan.
Su carrera artística comenzó a los 15 años, al fundar el colectivo de graffiteros Irak NY. Ese mismo año, robó una cámara y empezó a fotografiar los lugares a los que acudía estando borracho para poder recordarlos luego.
Mientras canalizaba su obsesión con Saddam Hussein a través de collages, no paraba de sacar fotos a chicas desnudas, actos de sexo oral y rayas de cocaína esnifadas sobre distintas partes del cuerpo. Pronto empezó a exponer sus fotografías, que dividieron a los críticos y lo hicieron popular.
Sus detractores lo tenían como otro niño rico con una Polaroid y problemas con las drogas. Pero en la escena artística alcanzó un estatus mítico, siendo comparado con Nan Goldin. Snow sabía como convertir una critica en una oportunidad. La revista New York lo defenestró por hacer arte con copias eyaculadas del New York Post. Entonces, recortó esa sección del artículo, eyaculó encima y la expuso en una exhibición en Los Ángeles.
En 2006, el Wall Street Journal lo calificó como uno de los diez mejores artistas emergentes de los Estados Unidos, y sus obras fueron expuestas en museos de todo el mundo como el Nicole Kragsbrun o The Royal Academy de Londres. Adicto a la heroína, fue encontrado muerto de sobredosis en julio de 2009 en Laffayette House, New York. Tenía veintisiete años y estaba sumergido en una bañera (¿les suena?). Se había divorciado de la artista corsa Agathe Aparru, dejando una hija llamada Secret.
Dash Snow: «Las polaroids más salvajes». Por Sofía D´Andrea.