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Los paisajes humanos y hostiles de Silvia Lermo

Como seres humanos, somos parte de un entorno natural que a menudo actúa como espejo de nuestras emociones, reflejando lo que nos inquieta, nos conmueve o nos hiere.

Los paisajes humanos y hostiles de Silvia Lermo. En sus conmovedoras obras Lermo canaliza su pasión y creatividad a través de escenas figurativas donde los paisajes se transforman, volviéndose amables o amenazantes según el estado emocional de sus personajes.

Nacida en San Fernando, Cádiz, en 1986, y licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla, Lermo nutre su trabajo de referencias cinematográficas y composiciones con una estética cercana a la fotografía, otra de sus grandes pasiones.

Sin embargo, su verdadera inspiración brota de algo más profundo y personal. Ella misma explica que el punto de partida de su arte es su niñez y las experiencias que la marcaron, algo que se percibe en la presencia de sus raíces gaditanas. Las montañas de sal, la playa, el mar y su tierra natal configuran un universo visual que, pese a ser íntimamente suyo, nos transporta a otro lugar.

Las pinturas de Silvia evocan la atmósfera de las grandes películas del cine de autor europeo. Contemplar una de sus obras es como encontrarse ante una escena aislada de una película, que te conmueve y te deja con ganas de saber qué ocurrió antes o cómo terminará.

Para Lermo, el propósito esencial de su arte es dar forma a su subconsciente mediante el uso del acrílico y la acuarela, creando un puente entre sus experiencias y el espectador. Es una creadora contemporánea cuyo trabajo está impregnado de emociones, siempre buscando conectar con el espectador y despertar algo en su interior.

Sus piezas, con texturas ricas, pieles que casi se pueden tocar y colores vibrantes, han formado parte de diversas exposiciones individuales y colectivas, bajo títulos como Escenarios afectivos o A los pies de los caballos.

Amor y dolor en los paisajes humanos y hostiles de Silvia Lermo. Su proceso creativo parece surgir desde lo más profundo de su ser, plasmando lo que la conmueve de una forma que, aunque nace de la introspección, llega al público con fuerza y visceralidad.

Como Platón en su alegoría de lo físico y lo intangible, Lermo propone una realidad que varía según el espectador, permitiendo múltiples interpretaciones sin que seamos conscientes de ello.

En su obra, no solo explora lo tangible, sino también lo psicológico, presentando personajes que habitan esta dualidad. Con sus pinturas, Silvia dibuja los mapas de nuestras emociones, en un viaje cuyo fin es el autodescubrimiento.


Los paisajes humanos y hostiles de Silvia Lermo. Leonardo Lee.

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